1. Brendan Rodgers (Liverpool)
En una temporada mediocre en lo que a juego se refiere, el Liverpool ha constituido una más que agradable excepción. El norirlandés tomó las riendas de un Liverpool desecho tras la segunda etapa de Kenny Dalglish con jugadores como Stewart Downing, Joe Cole o Andy Carroll en la plantilla. Sin prisas pero sin pausa, reconstruyó el equipo con jóvenes que buscaban una oportunidad al máximo nivel y una enorme ambición como Daniel Sturridge, Joe Allen o Philippe Coutinho. Recuperó a otros como Jordan Henderson o Raheem Sterling y el club logró retener a Luis Suárez en verano. Su inteligencia táctica y su imaginación hicieron el resto, hasta lograr situar al Liverpool en la lucha por la liga. Una hazaña para un equipo cuya mejor posición en liga en las anteriores cuatro temporadas había sido un sexto lugar.
2. Tony Pulis (Crystal Palace)
Pulis se marchó del Stoke en verano por la puerta de atrás. Un tratamiento más que injusto considerando que en sus siete años al frente de los Potters logró ascender al equipo a la Premier League y mantenerlo sin apuros durante cinco temporadas. Pero Peter Coates (y buena parte de los aficionados y analistas) consideró que el fútbol arcaico de Pulis era lo que impedía al Stoke seguir creciendo y optar a la zona europea. El galés se quedó sin trabajo pero no tardó en aparecer una oportunidad: el Crystal Palace, que acababa de despedir a Ian Holloway y se presentaba como el principal favorito al descenso. Pocos creyeron en él. Y se equivocaron. El Palace ha finalizado la temporada en 11ª posición y Pulis ha demostrado que es capaz de desplegar otro tipo de fútbol en sus equipos. Con una estrategia de contraataque muy elaborada, el Palace derrotó al Chelsea en casa y logró remontar un 0-3 ante el Liverpool.

Gracias a Brendan Rodgers y Roberto Martínez, Liverpool se ha convertido en la ciudad inglesa donde mejor fútbol se puede ver a día de hoy. No es casualidad que ambos tengan un pasado común en el Swansea, un club que apuesta por el fútbol asociativo continental, que ellos siguen aplicando en sus respectivos clubes. Martínez demostró su inteligencia en verano, vendiendo a precio de oro a un jugador que no encajaba en sus planes, Marouane Fellaini, para financiar el fichaje de James McCarthy. Sabedor de las restricciones financieras de los Toffees, Martínez tiró de cesión: Gerard Deulofeu, Romelu Lukaku, Gareth Barry. Además, dio la alternativa a Ross Barkley, el mejor jugador joven del país, y John Stones. ¿El resultado? Un equipo que estuvo luchando hasta la penúltima jornada por entrar en la Champions League.
4. Mauricio Pochettino (Southampton)
En su etapa en el Espanyol, a Mauricio Pochettino nunca le tembló el pulso a la hora de dar oportunidades a los jóvenes. La misma política aplicó en la costa sur del país y el resultado no ha podido ser más satisfactorio. Southampton es hoy conocido en toda Europa como la cuna de las futuras estrellas inglesas: Luke Shaw, Callum Chambers, James Ward-Prowse, Jay Rodríguez, Adam Lallana, Sam Gallagher… Su principal objetivo de cara a la próxima temporada debería ser deshacerse del intérprete que le acompaña a todas las entrevistas y ruedas de prensa, por buenas reacciones que tenga.

Los Tigers estaban en todas las quinielas para el descenso a principio de temporada. La imagen de dinosaurio de Steve Bruce, un técnico que ha reconocido públicamente que no es capaz de utilizar un iPad en plena era de la información, no invitaba al optimismo. Sin embargo, el exjugador del United ha demostrado ser mucho más inteligente e innovador de lo que parece. El 3-5-2 utilizado durante buena parte de la temporada ha permitido a los Tigers transitar por la zona media durante casi toda la campaña y colarse en la final de la FA Cup (además de ser elegido técnico de 2013 en el podcast de La Media Inglesa). Y todo eso a pesar del ruido generado por Assam Allam, el dueño de la entidad, con su absurda idea de cambiar el nombre del club.