Juan Antonio Parejo

Previa 2015-16: Arsenal

El Arsenal ha regresado a la senda del triunfo después de casi una década de exilio. Midiendo la edad media de sus integrantes, bien parece que está en liza por recuperar el trono doce años después. Sin embargo, subyace de fondo la misma sensación que en las últimas campañas: siempre falta algo para hacer cumbre, sea un goleador o el dominio de la escena en situaciones complicadas.

 
Hay viejas tradiciones que perduran al norte de Londres, como el perenne color gris humedecido de sus aceras. Apegado a su acervo, el Arsenal es leal a costumbres pareciera que arraigadas, como mantener a su entrenador desde 1996 o quedar por delante de sus vecinos y enemigos del Tottenham una y otra vez. Otra de muy distinta naturaleza parecen haber adoptado recientemente los Gunners, que es la de levantar trofeos. Toda una efeméride si se tiene en cuenta el largo ayuno de nueve años sin llevarse un mal mendrugo de pan a la boca. Pese a ello, los de Highbury-Islington continúan empeñados en quedarse a tres palmos de la línea de meta, a la cabeza del pelotón de perseguidores de Chelsea o los gigantes de Manchester.
 
Un equipo abonado a su característico juego coral y asociativo en un 4-3-3 o su variante 4-5-1 así como competitivo, pese a los repetidos trastazos en Champions League, donde sigue siendo fiel a pegársela en octavos de final, sea quien sea el rival. Pese a ello, el Arsenal nunca abandona los cuatro primeros puestos de la Premier, aunque siempre continúa con alguno de sus déficits estructurales y una cola de lesiones. Hasta la fecha, a una escuadra de nivel pero que adolece de un espadachín del gol, llega Peter Cech, guardameta que durante algo más de un lustro pugnó por ser el mejor de Europa en su puesto. Veterano de guerra, el desembolso realizado por el checo invita a pensar a que será el titular de Arsène Wenger, con David Ospina aguardando en el banco y Szczesny en Roma.
 
No hay cambios en una zaga que mantiene cierta solidez en el eje complementario Koscielny-Mertesacker, donde uno sale al quite mientras el otro suele guardar más la ropa, mientras que el joven Calum Chambers espera más alternativas tras un curso donde, oh sorpresa, permaneció grandes estancias en el dique seco. En los laterales y siempre sujetos a variaciones del mercado, valores contrastados como Kieron Gibbs o Nacho Monreal en la izquierda o Mathieu Debuchy y una de las irrupciones de la pasada Premier, el catalán Héctor Bellerín, en la derecha. Cierra la nómina de defensas el brasileño Gabriel Paulista, del que poco se sabe salvo que el Arsenal pagó por él 20 millones de euros al Villarreal.
 
En la medular se destapa el tarro de las esencias, donde el Arsenal abruma por cantidad y calidad. Tras un laberinto de cesiones, ejerce de ancla Francis Coquelin, una vez consolidado en el pasado curso y sobre el canterano flotan la finura de Santi Cazorla y la pujanza de Aaron Ramsey y Jack Wilshere, últimamente más escorado el galés al costado diestro para dejar lugar a una de las joyas de la corona: Mesut Özil. Jugador guadianesco por antonomasia, en la recta final del pasado curso se acercó a la que puede ser su mejor versión más centrado, en el carril del diez. La nómina se complementa con el talento y versatilidad de Alex Oxlade-Chamberlain y la veterana fiabilidad del capitán Mikel Arteta y Thomas Rosicky y el industrioso y espeso Mathieu Flamini. Una gruesa tropa para enfrentarse al mismo enemigo de todas las temporadas: la habitual plaga invernal de lesiones. Eso sí, con el rosario en la mano para que Coquelin no agarre ni un mal catarro.
 
Alexis Sánchez es el nombre propio de la delantera. El chileno fue sin lugar a dudas el mejor fichaje la última Premier League, contabilizando 25 goles entre todas las competiciones amén de sus asistencias y habilidad para el desborde, así como su intensidad contagiosa y capacidad para el repliegue defensivo. Theo Walcott es otra de las dagas de Wenger, reconfigurado, con un repertorio más amplio, siempre que no pase por la enfermería, pero que puede jugar de nueve cuando toque repliegue y contraataque. Danny Welbeck y Olivier Giroud son los arietes puros de los cañoneros e insuficientes si se busca el cetro inglés. Mientras que el francés ha sorprendido más que gratamente debido quizá a una inexistencia de grandes expectativas, del inglés apenas no se recuerda más que un decisivo gol en Old Trafford en FA Cup ante su exequipo. Subyace la necesidad de un delantero no tan engarzado en el juego colectivo y sí más pendiente de perforar las mallas rivales. Al cierre de esta edición, el Arsenal, siempre fiel a sí mismo, no había incorporado un tipo a priori capaz de materializar más de 20 goles en liga, uno de esos de instinto que da victorias cuando llueven chuzos y cuyos puntos tanto se añoran cuando la primavera está bien entrada. Ya se sabe, tradiciones.
 
En suma, un equipo de talla y categoría (al menos en Inglaterra) y que ha regresado a la senda del triunfo después de casi una década de exilio. Midiendo la edad media de sus integrantes, bien parece que está en liza por recuperar el trono doce años después. Sin embargo, subyace de fondo la misma sensación que en las últimas campañas: siempre falta algo para hacer cumbre, sea un goleador o el dominio de la escena en situaciones complicadas, donde a los Gunners les suele temblar el pulso. En cualquier caso, un equipo contrastado, conocedor de su manual y que año a año eleva sus prestaciones. Pudiera ser que el Arsenal vuelva a recorrer los mismos caminos, nueve temporadas después. Cuestión de costumbres.
 

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Juan Antonio Parejo