Antonio Gomariz

Previa 2015-16: Everton

La temporada 2015/16 se presenta para el Everton marcada por la incertidumbre. Los de Roberto Martínez están obligados a mejorar los resultados logrados en la mediocre campaña pasada y la planificación llevada a cabo no parece, a priori, lo suficientemente consistente para afrontar una larga y exigente temporada de fútbol inglés.

 
 
La temporada pasada, el Everton sufrió un duro encontronazo con la cruda realidad. Los Toffees, que se habían convertido en uno de los equipos revelación en 2013-14, no estuvieron a la altura de las expectativas y la aventura europea acabó significando un precio insostenible a largo plazo. Con todos los esfuerzos económicos postrados al servicio de la contratación de Romelu Lukaku como jugador insignia, la plantilla quedó lastrada con una evidente falta de profundidad para afrontar las cuatro competiciones a disputar. El resultado fue desolador: tempranas eliminaciones en Copa de la Liga y la FA Cup, una dramática eliminación en Europa League a manos del Dinamo de Kiev tras una competición más que notable y un 11º puesto en la clasificación de la Premier League.
 
Tras perder seis posiciones respecto a la temporada anterior, el Everton quedó relegado a la mitad inferior de la Premier League. Los de Liverpool fueron superados por equipos teóricamente inferiores como Swansea City, Stoke City o Crystal Palace. Los ambiciosos objetivos que proclamó Roberto Martínez en su afamada rueda de prensa de presentación en el verano de 2012 se difuminaban entre decepciones, malos resultados y voces contrarias (cada vez en mayor medida) a su filosofía de juego. La pretemporada de 2015 exigía un replanteamiento profundo tanto en aspectos relativos a la planificación deportiva como en los referidos a la previsión de objetivos.
 
La idea de proyecto implantada por el técnico catalán desde su llegada al club Toffee en tanto al mantenimiento del bloque y el refuerzo de los aspectos más débiles se ha mantenido intacta. El Everton parece resistir las acometidas externas sobre algunos de sus jugadores más importantes, como John Stones, Seamus Coleman, James McCarthy o Kevin Mirallas y a falta de menos de un mes para que se cierre el mercado de fichajes, no se prevén grandes novedades en lo referido a las salidas. Sin embargo, para el debut liguero frente al Watford, el Everton únicamente se ha reforzado con las llegadas de Tom Cleverley y Gerard Deulofeu.
 
El Everton ha realizado una pretemporada irregular con victorias frente a Swindon Town, Stoke City (en la tanda de penaltis), Hearts y Dundee, y derrotas a manos de Arsenal, Leeds United y Villarreal. Pese a sus reiterados intentos de demostrar confianza plena en su plantilla, fue tras la derrota frente al Villarreal en el partido homenaje a Duncan Ferguson cuando Roberto Martínez tuvo que rendirse a la evidencia y admitir la necesidad de fichar hasta tres jugadores para reforzar su equipo de cara el inicio de la campaña. Analizando exhaustivamente la plantilla de los Toffees línea por línea y jugador por jugador resulta evidente que la afirmación del catalán es la indicada y las necesidades se focalizan en tres posiciones principalmente: el centro de la defensa, la media punta y la delantera.
 
La portería es una de las posiciones en las que Roberto Martínez ha depositado mayor confianza. A sus 36 años, Tim Howard afronta su décima temporada defendiendo la portería de Goodison Park como titular indiscutible. Pese a su agudizada irregularidad y su clara tendencia a cometer errores puntuales de importancia, el estadounidense cuenta con el total beneplácito del técnico. Joel Robles seguirá una temporada más en la suplencia, luchando por una oportunidad definitiva. El portero español demostró durante la lesión de Howard en la pasada temporada un gran nivel hasta el punto de lograr abrir el debate sobre la titularidad en la portería en el entorno Toffee.
 
El curso pasado, la defensa se convirtió en el talón de Aquiles del Everton, hasta el punto de convertir al equipo de Liverpool en uno de los que más errores defensivos acumuló en toda Inglaterra. Los problemas físicos y la correspondiente incapacidad de suplir a la línea titular con garantías, así como los numerosos errores individuales y los notables problemas en la defensa a balón parado lastraron las opciones del Everton. Seamus Coleman y Leighton Baines se han ganado el privilegio de ser reconocidos como una de las mejores parejas de laterales de Inglaterra y gracias a su polivalencia y su aportación en todas las facetas de juego suponen una pieza angular del esquema de Roberto Martínez. En el eje de la defensa, Phil Jagielka y John Stones son una pareja de sobradas garantías debido a su complementariedad y perfecta comunión entre experiencia y juventud. Sin embargo, el lateral izquierdo es la única posición bien cubierta con Bryan Oviedo como suplente, tanto que el club se ha permitido el lujo de ceder a Luke Garbutt al Fulham. En el lateral derecho, Tony Hibbert no es una alternativa fiable a Coleman y en el centro de la defensa únicamente jóvenes como Brendan Galloway y Tyias Browning son las opciones de Martínez como relevo.
 
El centro del campo es posiblemente la línea con más posibilidades y garantías para Roberto Martínez. Dentro de su tradicional 4-2-3-1, el técnico catalán cuenta con entre cinco y seis jugadores de primer nivel para las rotaciones en el doble pivote. Con James McCarthy como pieza clave en dicho esquema, Roberto Martínez podrá contar con Gareth Barry, Muhamed Besic, Darron Gibson, Tom Cleverley y hasta la posibilidad de retrasar a Ross Barkley, para acompañar y suplir al irlandés.
 
La media punta es una de las zonas del campo en la que se advierten en mayor medida las deficiencias de la plantilla del Everton. La posición de enganche está generacionalmente reservada a Ross Barkley. El joven inglés, el mayor talento surgido de la Academia en los últimos años, debe asumir responsabilidades y volver a convertirse en el factor diferencial del equipo con sus conducciones, su visión de juego en los últimos metros y su disparo desde media distancia. Con una banda reservada a Kevin Mirallas (con el evidente condicionante de que el belga no abandone el club), el otro puesto de extremo parece una oportunidad para que Gerard Deulofeu, en su regreso a Goodison Park, recupere el terreno perdido y se convierta en un jugador diferencial con sus individualidades (controladas) por banda. La segunda unidad del Everton no parece estar a la altura de las exigencias con jugadores veteranos como Steven Pienaar, Leon Osman o Aiden McGeady con innumerables problemas físicos y muy lejos de la regularidad necesaria para una competencia de primer nivel.
 
La soledad de Romelu Lukaku en punta de ataque no parece ser sostenible durante una temporada más. El belga ha culminado dos temporadas notables como Toffee anotando 16 y 20 goles respectivamente, pero los números del joven atacante están lejos de ser suficientes para el necesario crecimiento del club en la próxima temporada. Arouna Koné (único suplente por posición) está a años luz de ser un sustituto de nivel para el belga y Steven Naismith, pese a ser uno de los ases en la manga de Roberto Martínez, no es el delantero centro que permita dar descanso a Lukaku o relevarlo en sus bajos momentos de forma y en caso de lesión.
 
El proyecto del Everton de Roberto Martínez es una obra incompleta y con una obligatoria necesidad de refuerzos en distintas líneas del campo. Un equipo talentoso basado en la proyección de los jóvenes del primer equipo como Stones, McCarthy, Besic, Barkley, Deulofeu o Lukaku y en la esperanza de la irrupción de prometedores jóvenes como Galloway, Garbutt, Browning, Ledson o McAleny. Una comunión perfecta entre juventud y experiencia por la que Martínez ha apostado en todo momento y la esperanza en el mantenimiento del bloque y la pérdida definitiva de la consideración de “club vendedor”, como piedras angulares de las expectativas Toffees.
 
El planteamiento de un objetivo concreto de cara a la temporada 2015/16 es una tarea ardua y muy abstracta pese a la cercanía del comienzo de la misma. Es una obviedad que el Everton está obligado a mejorar su decepcionante 11ª posición pero la competencia es cada vez mayor y la posibilidad de luchar por un objetivo mucho más ambicioso no es descartable, pero sí difícil de discernir. La diferencia con los clubes que luchan por el título es más que evidente y Chelsea, Manchester City, Arsenal y Manchester United parecen dispuestos a convertir la pelea por el título y el acceso a puestos Champions en un coto de caza privado.
 
El factor más preocupante para el Everton resulta la ambiciosa planificación deportiva no solo llevada a cabo por equipos de una teórica segunda línea, como pueden ser Tottenham Hotspur y Liverpool, sino las ambiciosas plantillas que están confeccionando tanto equipos de mitad de la tabla como otros que no hace mucho peleaban por evitar el descenso, entre los que destacan Southampton, West Ham, Newcastle, Swansea, Stoke City o Crystal Palace. De esta manera, la única obligación del Everton es regresar a la mitad alta de la clasificación, competir de tú a tú con todos los equipos de la Premier League y recuperar la identidad de juego perdida durante la pasada campaña. Desde el punto de vista más ambicioso (no siempre realista), la posibilidad de volver a competir por puestos europeos, y el ansiado y casi olvidado sueño de todo aficionado Toffee de volver a luchar por un título copero.
 
Un balance previo no es más que una previsión objetiva (o subjetiva en muchas ocasiones) en función de una serie de datos teóricos. Afortunadamente, el fútbol es un deporte imprevisible y los balances finales son los que perduran, mientras que los previos quedan olvidados en la memoria en pos de los hechos. En manos de Roberto Martínez y de sus jugadores está la posibilidad de corresponder (o no) a todos los análisis previos, de cumplir con las expectativas y cumplir con sus obligaciones o ir más allá y corresponder al siempre fiel e incondicional afecto de una afición que ha olvidado el sabor de las mieles de la gloria.
 

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Antonio Gomariz