Cristina Serrano

Previa 2015-16: Stoke City

Algo empezó a cocerse en el condado de Staffordshire en mayo de 2013, cuando el rostro afable de Mark Hughes nos dio a entender que el Stoke City, ese equipo de facha taciturna y ceño fruncido, de barro hasta las cejas y fútbol de gorra y chándal, ese equipo, estaba cambiando.

 
El Stoke City, ese equipo al que muchos conocimos por un tipo que jugaba mejor con las manos que con los pies –el tipo, Delap, que hizo tantas veces cantar a la grada del Britannia ‘we only score from a throw in’–, ese equipo de facha taciturna y ceño fruncido, de barro hasta las cejas y fútbol de gorra y chándal –una década impregnada con el carisma de Pulis da para añorarlo el resto de la vida–, ese equipo, está cambiando.
 
Algo empezó a cocerse en el condado de Staffordshire en mayo de 2013, cuando el rostro afable de Mark Hughes nos dio a entender que no, que aquí no se iba a volver a jugar a cara de perro.
 
El de Wrexham lo tenía claro: había que asociarse más, divertir más, impulsar la inventiva y jugar más por bajo. Durante las dos últimas temporadas, se trajo a un Marc Muniesa que difícilmente hubiera encajado en el Stoke de Pulis, le entregó las llaves del mediocampo a Steven N’Zonzi y le dijo a Bojan, ya en el 2014, que la idea iba pa’lante, que estaban tratando de jugar diferente y que le quería como pieza clave de toda esa revolución.
 
Dicho y hecho. El de Linyola se desató a principios de noviembre y el Stoke alcanzaba el culmen de su juego. A partir de la libertad que gozaba desde que se acomodó definitivamente en la mediapunta –el exjugador del Ajax arrancó en sus primeros partidos más escorado a la banda–, Krkic se hizo omnipresente en la zona de tres cuartos. El balón sonreía en cada canalización del ataque de los de The Potteries, en cada filtración de calidad y en cada advertencia al área rival.
 
Bojan puso, hasta caer lesionado en enero, el desequilibrio, el descaro, la visión de juego y el liderazgo en Stoke-on-Trent. Los potters siguieron dando guerra, sí, pero perdieron al jugador más capaz de hacer cosas diferentes, volviéndose más previsibles.
 
Una vez recuperado, es altamente probable que el ilerdense vuelva a erigirse como piedra angular en los planes de Hughes, sin dejar completamente de lado esos conceptos (solidez defensiva, intensidad física, juego directo si la situación lo precisa, etc.) que, durante tantísimo tiempo y en tantísimas ocasiones, han servido para darles puntos a los rojiblancos –siéntate en el Britannia Stadium al lado de un aficionado de toda la vida y le escucharás gritando ‘shoooooot!’ desde que Ryan Shawcross toca el primer balón–.
 
De lo que no hay duda es que la estabilidad del proyecto de Mark Hughes –que, para alegría rojiblanca, se extenderá hasta verano de 2018– está dando sus frutos. Los potters vienen de cerrar la mejor temporada de su historia en Premier League: récord de puntos en una misma campaña (54), récord de victorias (15) y un 9º puesto en la tabla que iguala su mejor clasificación histórica, otro récord logrado en la 2013-2014.
 
Pero el Stoke City debe seguir dando pasos hacia delante. Para ello, dos factores pueden resultar clave: por un lado, mejorar en las competiciones coperas y, por otro, acertar en los recambios de dos pilares fundamentales en el club como eran Asmir Begović y Steven N’Zonzi. Vayamos por partes.
 
Las últimas alegrías en competiciones del KO que vivieron los stokies acabaron en unos dieciseisavos de final en febrero de 2012 en el estadio de Mestalla. Desde que saborearan las mieles de Europa –los potters accedieron a la segunda competición continental tras haber caído en la final de FA Cup de 2011 por un gol de Yaya Touré–, en Stoke-on-Trent no se ha estado ni siquiera cerca de conseguir algo grande.
 
Si bien en liga la temporada pasada fue notable, en copa lo verdaderamente frustrante fue no haber sabido aprovechar un sorteo más que favorable que, en quinta ronda de FA Cup, emparejó al Stoke con el Blackburn Rovers en la competición más antigua del mundo.
 
Fuera de haber sido apeados, también en la antesala de los cuartos de final, por el Southampton en Copa de la Liga –aunque con dignidad, dicho sea de paso–, la hecatombe en FA Cup fue para guardarla como ejemplo de una serie de ejercicios que no hay que hacer en una eliminatoria de este calibre, véase: desperdiciar una tempranera ventaja en el marcador, que uno de tus jugadores se autoexpulse fútilmente al final de la primera parte y sobrellevar, que no afrontar, el resto del choque con apatía –Joshua Christian Kojo King, que marcó un hat-trick y que de cojo, desde luego, demostró no tener nada, tampoco contribuyó en demasía a la desidia rojiblanca–.
 
Inglaterra cuida sus competiciones coperas. Aquí las copas se adoran, se lloran, se sueñan y se viven vehementemente. El conjunto del condado de Staffordshire tiene como cuenta pendiente darle a su afición esta dichosa alegría. Un motivo para soñar que, siendo realistas, encuentra en este tipo de torneos el camino más corto para lograrlo para un equipo como el Stoke en una liga tan competitiva como la Premier League.
 
El otro factor decisivo será el saber suplir con inteligencia las sensibles bajas de dos jugadores que han formado parte de la columna vertebral del equipo en los últimos tiempos.
 
El cancerbero bosnio Asmir Begović, probablemente uno de los cinco mejores porteros de la liga –un hecho en el que creo con firmeza desde mucho antes de que lo dijera hace unos días su nuevo técnico–, ha hecho las maletas rumbo a Stamford Bridge. Se supone, en este caso, que el Stoke tiene su marcha bien cubierta con la continuidad del prometedor Jack Butland –guardameta titular de la selección sub-21 inglesa–, que parece estar preparado para asumir la titularidad en la portería potter, y los fichajes del veteranísimo Shay Given y del joven Jakob Haugaard.
 
Cubrir el enorme hueco dejado por Steven N’Zonzi parece tarea más complicada. El francés, que acabó por convertirse en uno de los jugadores más queridos por la afición rojiblanca, aportaba presencia física en defensa y criterio en la zona ancha. Por sus botas fluyó la mayor parte del juego de los potters y, ahora, Marco van Ginkel –que ha llegado cedido por el Chelsea– y Steve Sidwell deberán dar un paso hacia delante para hacerse con el puesto de compañero de Glenn Whelan en el doble pivote del habitual 4-2-3-1 de Hughes y conseguir que la ausencia del exjugador del Blackburn, ya sevillista, no se note demasiado.
 
No volveremos a ver más asociaciones entre N’Zonzi y Krkic, esas que, durante los mejores meses del Stoke de la pasada temporada, suscitaron agitaciones encontradas en el pecho del aficionado stokie. ¡Qué insólita pero estimulante era aquella nueva forma de jugar al fútbol! De ahora en adelante, y salvo sorpresa, se espera que el joven mediocentro holandés sea el que tome las riendas que ha soltado Steven, contribuyendo al ataque de los de Hughes con la capacidad llegadora que se le supone.
 
En línea defensiva, el soplo de aire fresco lo pondrá Glen Johnson –el Stoke también ha ejecutado la opción de compra por Philipp Wollscheid, pero el zaguero alemán ya contaba con la confianza del mánager galés desde enero–, que competirá en el lateral derecho con Phil Bardsley y, en menor medida, con Geoff Cameron. Si bien es cierto que el defensa internacional por Escocia ha cumplido con sus obligaciones en este carril, se espera que el canterano del West Ham aporte más en ataque que lo que viene haciendo el ex del Sunderland.
 
En el resto de la zaga, todo caras conocidas: el capitán Ryan Shawcross se antoja indiscutible en el centro, así como Erik Pieters en la izquierda. La única duda parece ser quién será el acompañante del de Chester en la defensa central: Marc Muniesa, Marc Wilson, Wollscheid, Cameron y Dionatan Teixeira pelearán bien por este puesto o bien por entrar en las rotaciones en alguno de los laterales debido a su polivalencia.
 
De tres cuartos para arriba, los potters han perdido a Victor Moses, que regresa al Chelsea tras su cesión en el condado de Staffordshire, si bien han incorporado, a coste cero, a Ibrahim Afellay para desempeñar la misma función. A pesar de perder a uno de los elementos más desequilibrantes de la temporada 2014-2015 –el nigeriano fue, junto a Bojan, el factor diferencial del cuadro rojiblanco cuando las lesiones le respetaron–, el Stoke City cuenta con interesantes variantes ofensivas: Crouch, Diouf y el recién incorporado Joselu en punta; Afellay, Arnautović, Walters, Odemwingie y, quizá, Moha El Ouriachi en los extremos –habrá que ver si el joven canterano del Barça se queda en el primer equipo o alterna con los reservas–; y Bojan, Ireland y Adam en la mediapunta, si bien muchos de estos futbolistas pueden ocupar varias de las posiciones ofensivas del equipo.
 
A la espera del fichaje estrella que reclama Mark Hughes –entiendo, desde mi humilde opinión, que en las oficinas del Britannia no se considerará a Afellay como tal–, el Stoke City 2015-2016 ya está en marcha.
 
Quedan días para volver a ver una arrancada de Mame Diouf o un caracoleo de Bojan. Días para volver a avistar a Crouch alzarse mucho, mucho más alto que el resto. Días para que Charlie Adam vuelva a deleitarnos con ese guante que tiene en la zurda –o con otro insólito pepinazo desde su casa que acabe en las redes–. Días, que pueden contarse con los dedos, para que este Stoke siga demostrándonos que ya no es ese equipo que jugaba mejor con las manos que con los pies.
 

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