Una de las primeras decisiones que tomó Garry Monk tras ser nombrado técnico del Swansea a mediados de la temporada 2013-14 fue hacer pintar en grande a la entrada del centro de entrenamiento del club las palabras «The Swansea Way». Así se conoce a la filosofía que ha conducido al club desde los bajos de la League Two a los focos de la Premier League y las competiciones europeas en cuestión de diez años. Una apuesta basada en un estilo de fútbol concreto, precaución en la gestión financiera y astucia en el mercado de fichajes.
La primera temporada completa de Garry Monk al frente del Swansea no podría haber sido más exitosa. El club ha superado su récord de puntos en la Premier League (56, cortesía de 16 victorias, 8 empates y 14 derrotas) y ni siquiera la venta de su máximo goleador en enero impidió que el Swansea finalizara en octavo lugar en la tabla. Para comprender el mérito de este logro, baste con decir que Wilfried Bony fue el máximo goleador del club en liga con 9 tantos… a pesar de marcharse en enero.
Monk, cuyas ideas futbolísticas entroncan con las de dos de sus exentrenadores, Roberto Martínez y Brendan Rodgers, emprendió el verano pasado una remodelación que ha resultado ser todo un éxito. Consciente de la existencia de varios grupos estancos en el vestuario, optó por deshacerse de cinco de los siete españoles que había en la plantilla (se quedó solo con Ángel Rangel y Jordi Amat) y obligar a los jugadores a comer todos juntos, sin mesas separadas, entre otras medidas para fomentar la cohesión del grupo. A eso, añadió algunos fichajes de calidad, comenzando por el regreso de Gylfi Sigurdsson, que ha recuperado su mejor fútbol en Gales tras un paso agridulce por el Tottenham. Lukasz Fabianski, Jefferson Montero y Federico Fernández fueron otras de las adiciones que han resultado providenciales esta temporada. El club no ha dejado escapar a ningún jugador este verano y ha añadido elementos en aquellas zonas que más lo urgían.
Fabianski seguirá bajos palos esta temporada. Es justo decir que sus prestaciones la temporada pasada estuvieron a la altura de las del mejor Michel Vorm y son la mejor prueba de la audacia del club para pescar entre los descartes de otros equipos.

Todo el juego del equipo pasa por el surcoreano Ki Sung-yueng y el inglés Jonjo Shelvey. El primero no convenció a Laudrup y acabó cedido en Sunderland, donde realizó una campaña excepcional. Monk fue más inteligente que el danés y le repescó rápidamente para darle el mando. Y el surcoreano no le ha fallado. No solo ha movido los hilos del equipo con su facilidad para asociarse sino que ha contribuido al ataque con 8 goles en liga. La aportación ofensiva de Shelvey no ha sido desdeñable (3 goles y 5 asistencias) pero su juego sigue adoleciendo de un cierto caos en algunas fases del juego. En manos de Monk está pulirle hasta convertirle en un digno heredero de Leon Britton, que ha pasado a la periferia del primer equipo. Jack Cork debería ser el sustituto de Ki y Shelvey cuando las lesiones o las sanciones les impidan participar.
La media punta es cosa de Sigurdsson. Nada menos que 7 goles y 10 asistencias sumó en liga el islandés, que ha encajado como anillo al dedo en el equipo de Monk, como ya hizo un par de temporadas atrás en el de Rodgers cuando jugó seis meses cedido en Gales. Gylfi es el jugador más brillante del equipo, el que aporta la creatividad y la definición cuando las luces de los delanteros se apagan. Una de las bandas lleva el nombre de André Ayew. El ghanés, nacido en Francia durante la estancia de su padre, el gran Abedi Pelé, en Lille, lucirá el 10 a la espalda. Tras toda una vida en Marsella, abandona la ciudad costera a los 25 años tras sumar 44 goles en 159 partidos de Ligue 1. Su misión, compensar la pérdida de gol con la marcha de Wilfried Bony. La otra banda se la disputarán un puñado de jugadores. Si las lesiones le respetan, Jefferson Montero debería ser el elegido pero el diminuto Nathan Dyer y el inteligente Wayne Routledge aguardarán su oportunidad para hacerse con su lugar.
La línea más débil del equipo es la delantera. Bafetimbi Gomis cumplió con creces tras la marcha de Bony y sumó 6 goles desde finales de febrero hasta la conclusión del campeonato. Pero sus recambios distan mucho de ofrecer garantías. El holandés Marvin Emnes no logró estrenar su casillero de goles o asistencias en liga en más de 500 minutos de juego. Para añadir pólvora, el club ha fichado al portugués Éder, autor de 10 goles en la pasada edición de la liga portuguesa con el Braga. Un fichaje que no acaba de convencer a nadie.
Pero Monk se ha ganado un voto de confianza por su sacrificio e innovación. El técnico inglés, a diferencia de casi todos sus homólogos en la Premier League, no concedió vacaciones extra a sus jugadores internacionales, algunos de los cuales solo han gozado de 12 días de descanso entre ambas temporadas. Para facilitar el descanso, Monk instaló habitaciones de hotel móviles inflables junto al campo de entrenamiento para que los jugadores pudieran descansar entre sesiones dobles de entrenamiento.
El objetivo del club esta temporada pasa por mejorar la octava posición de la temporada pasada e intentar dar la campanada en alguna de las copas domésticas, como ya sucedió en 2012 con la consecución de la Copa de la Liga. Un objetivo realista que sería más viable con la llegada de un delantero que sea capaz de asegurar 15 goles por temporada, como sucedía con Michu, que sigue tratando se resolver su salida del club, y Bony. Aunque sea cual sea la posición final de los cisnes, una cosa es segura: The Swansea Way sigue gozando de buena salud.