Juan Antonio Parejo

Primeras conclusiones sobre el Chelsea de Benítez

Aunque noventa minutos plagados de imprecisiones y aburrimiento ante el Manchester City no sean demasiados para realizar un análisis en profundidad sobre el nuevo Chelsea de Rafa Benítez, he aquí algunas conclusiones, tal vez precipitadas, de lo que nos espera.

 
Noventa minutos plagados de imprecisiones y aburrimiento en la tarde del pasado domingo en el suroeste de Londres supusieron la primera ocasión para extraer algunas conclusiones, quizá precipitadas, de lo que va a ser el nuevo Chelsea de Rafa Benítez, dejando al margen el rechazo de la hinchada «blue».
 

Su Valencia se asentaba en el trío Ayala, Albelda, Baraja

El Liverpool 2008-09 perdió solo dos partidos pero no ganó la liga

No hay que ser ningún genio para saber que su libreto está en las antípodas del utilizado por Di Matteo en la presente campaña (que no en la anterior, especialmente en Champions League). Su Valencia era todo un alarde de solidez defensiva, liderado por el trío Ayala-Albelda-Baraja. Para hacernos una idea, este último fue el máximo goleador del equipo durante la liga conquistada en 2001, con siete goles. El Liverpool de Benítez tampoco se salía demasiado del guión. Repliegue por detrás de la posesión rival, salida rápida y gusto por la contra. De alguna manera, conquistó aquella Champions de Estambul y devolvió la gloria a Anfield, aunque siempre con la nota negativa de no saber llevar la iniciativa ante equipos acostumbrados a cerrarse. El ejemplo más claro se produjo la temporada 2008/09, donde pese a perder solo dos partidos y ganarle ambos partidos al Manchester United, acabó subcampeón a cuatro puntos de los red devils. Así pues, el viraje emprendido por Abramovich para elegir entrenador debe acercarse bastante a los 180º. Vayamos por partes.
 
De entrada, el equipo se ha blindado. La hemorragia defensiva del Chelsea era demasiado evidente para Rafa y ha optado por la solución más prudente, que es la de dar dos pasos para atrás. Si el partido contra el Manchester City permite sacar alguna conclusión es que el equipo defiende bastante más junto y atrasado, llegando a acumular hasta nueve jugadores por detrás de la divisoria. A la espera de John Terry, Ivanovic sigue siendo el hombre más fiable de la zaga. Si posiblemente se trate del mejor lateral defensivo de Europa, su dominio y saber hacer como central luce también desde el eje central, llegando incluso a tutelar al alocado David Luiz. Si Benítez logra domesticar al brasileño, será uno de los mayores logros de su carrera. Ashley Cole seguirá siendo un fijo y queda la duda de si seguirá apostando por Azpilicueta una vez regrese Terry. Sorprende algo más que Gary Cahill siga relegado al banco.
 

Baraja fue el máximo goleador cuando conquistó la liga de 2001

Ivanovic sigue siendo el hombre más fiable de la zaga

En la medular llegan más cambios, aunque no tanto en los nombres, a la espera de otro peso pesado como Lampard. Desde los primeros minutos del partido del domingo se pudo comprobar con claridad como Benítez había tomado buena nota de la sangría que constituía para el Chelsea los ataques a sus flancos. La línea de tres conformada por Mata, Hazard y Oscar da para mucho, pero evidentemente, ninguno de ellos es capaz de efectuar rápidas transiciones ataque-defensa, como quedó demostrado en el partido de Premier contra el Manchester United. La solución fue evidente: Hazard y Mata hubieron de perseguir a Kolarov y Zabaleta respectivamente. Dicha disposición, además de sobrecargar sus piernas, motivó que recibiesen mucho más retrasados que de costumbre. El vértigo y la fluidez de otros partidos sustituidos por el control y los repliegues. Sin embargo, el principal problema del Chelsea reside en su mediocentro, constituido por Mikel y Ramires, que no parecen suficientes ninguno de los dos para la labor de sujetar e iniciar. El africano intenta compensar continuamente con su físico lo perdido en lo posicional, lo que se constituye en su principal debe, máxime si tenemos en cuenta su posición. Respecto al brasileño, aunque ha asimilado de manera más o menos satisfactoria su nuevo rol en el campo, no deja de ser un espíritu libre con las alas cortadas. Queda la duda sobre si la vuelta de Lampard adelantará a Ramires y sentará a Oscar, un movimiento quizá más consecuente con las ideas de Benítez.
 
En ataque se vieron más diferencias. El Chelsea intentó acercarse a Hart de la manera más rápida posible, en tres o cuatro pases, aunque supusiese saltarse algunos pasos en la construcción ofensiva. El principal damnificado no fue otro que Oscar, al que le costó entrar en contacto con el balón. Para hacernos una idea, su situación presentó algunos matices semejantes a los de Luka Modric en el Real Madrid, viendo como las transiciones en ataque pasaban de Ramires o incluso de Ivanovic a Mata o Hazard, costándole mucho entrar en juego. Por si fuera poco, tanto el español como el belga se buscaron constantemente en diagonales una vez que llegaban a la línea de tres cuartos, acentuando esa precipitación que no favorece demasiado a Oscar.
 

Ramires no deja de ser un espíritu libre con las alas cortadas

El principal damnificado del juego directo no fue otro que Oscar

Sin embargo, de estas nuevas disposiciones de Rafa Benítez puede beneficiarse un jugador que desde su llegada a Stamford Bridge carga con una mochila llena de dudas: Fernando Torres. Esta apuesta por un fútbol más directo (que incluyó frecuentes balones largos desde Cech) y de contragolpe puede que favorezcan sus virtudes, aun disminuidas por lo físico. Si echamos un vistazo a su etapa en el Atlético de Madrid, vemos como algunos de sus mejores partidos tuvieron lugar contra el Barça, equipo que siempre defiende adelantado y con espacios para los contras. En el Liverpool, se convertiría en un terror de las defensas rivales en parte también gracias a sus habilidades para contragolpear, como su velocidad, su potencia y su capacidad de desmarque, la única que no ha sufrido merma tras la operación anterior al Mundial de 2010. Tal vez esta sea su última oportunidad con el Chelsea.
 
Así pues, el fichaje de Benítez se trata de un punto y aparte, una ruptura con la etapa anterior. Si su predecesor era Di Matteo y si fuese cierto que Abramovich intentó arrancar desesperadamente un “sí” de Pep Guardiola, no parece que la llegada de Rafa responda a una política cuidada y planificada, sino más bien a un intento improvisado de evitar que los dos trenes de Manchester cojan una distancia insalvable. El madrileño es un técnico minucioso y trabajador como pocos y constituye toda una garantía de competitividad inmediata, a pesar de que su fútbol generalmente provoque bostezos. ¿Será suficiente para instaurar una nueva época en Fulham Broadway?¿Será el primer técnico «blue» en asentarse de manera definitiva tras Mourinho?¿Será el guía del regreso a la tierra prometida para el Chelsea? Desde aquí y con el absoluto respeto hacia un gran técnico y una carrera jalonada de éxitos, diríamos que no, que esa labor muy probablemente quedará a cargo de otro gran técnico. Y a partir de ahí ya no podemos leer más.
 

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Juan Antonio Parejo