Ilie Oleart

¿Qué le pasa al Chelsea?

Cuatro derrotas en ocho partidos de liga. Una derrota en dos partidos de Champions. Los incidentes de Eva Carneiro y Diego Costa todavía recientes. Una tensa relación entre el técnico y sus mejores jugadores. La situación del Chelsea es muy complicada. Sobre todo considerando que acabamos de comenzar octubre.

 
1. Una pretemporada muy breve
El Chelsea arrancó la pretemporada el 16 de julio. Para entonce, el Swansea, su primer rival en liga, ya había disputado su primer amistoso de la pretemporada, ante el Borussia Mönchengladbach. La causa del retraso en el inicio de la pretemporada de los Blues la encontramos en los compromisos comerciales del club al finalizar la temporada anterior. Tras proclamarse campeón de liga, el equipo viajó a Tailandia y luego a Australia para disputar sendos amistosos. La plantilla no regresó a Inglaterra hasta bien entrado junio. Los mediocres resultados del club durante la pretemporada ya despertó algunas alarmas pero nadie creyó que su arranque de temporada sería tan catastrófico. A tenor de las prestaciones de algunos de los miembros más veteranos de la plantilla, como Gary Cahill, Branislav Ivanovic o John Terry, un espacio tan breve de preparación física ha pasado su factura.
 
2. Demasiado ruido 
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Los equipos de Mourinho han estado siempre rodeados de ruido. Al técnico portugués, astuto estratega, le gusta mantener a sus tropas en permanente estado de tensión. Lo cual explica que sus proyectos se agoten al cabo de tres temporadas y no sea capaz de construir dinastías como hicieron Sir Alex Ferguson o Arsène Wenger. Este año, el ruido está alcanzando volúmenes ensordecedores. En la primera jornada, Mourinho llamó «filha da puta» a la doctora de su equipo y posteriormente la apartó del primer equipo. Luego llegarían las quejas sobre los árbitros («tienen miedo de señalar decisiones a nuestro favor», dijo el sábado), la FA a propósito de la sanción a Diego Costa o los comentaristas de Sky (una vez más). Su enfrentamiento con Wenger parece haberle descentrado más a él que al técnico alsaciano, que se negó a continuar con la polémica el viernes. Quizás, por una vez y sin que sirva de precedente, Mourinho debería tratar de rebajar la tensión.
 
3. Alineaciones discutibles
En el partido inaugural de liga, Jefferson Montero desquició a Branislav Ivanovic. Desde entonces, todos los equipos rivales han centrado sus ataques en el flanco del serbio. Bakary Sako, Yacine Brahimi o Dusan Tadic han amargado la tarde al lateral. Y, sin embargo, su puesto no parece en peligro. Mientras John Terry languidece en el banquillo, Ivanovic sigue levantando la barrera del peaje cada vez que atisba a un extremo rival dirigirse hacia él.
 
4. El inexorable paso del tiempo
Ivanovic cumplirá esta temporada 32 años. Terry y Cahill cumplirán 34 y 30 respectivamente antes de que acabe el año. A pesar de conformar la defensa más sólida de la temporada pasada, el tiempo parece haberles atrapado finalmente. Consciente del envejecimiento de su defensa, Mourinho trató infructuosamente de fichar a John Stones. El fracaso de su fichaje procedente del Everton representó un preludio de lo que luego vendría. Para rematarlo, Mourinho traspasó a Filipe Luis de vuelta al Atlético de Madrid y contrató a Baba Rahman, que parece destinado a ocupar el lugar en el banquillo o la grada que solía ocupar el brasileño. El fichaje de Papy Djilobodji, un desconocido central que el Sunderland no quiso fichar en verano, ha acabado por añadir un toque de mofa a todo el asunto.
 
5. Tensiones internas
Apartar a Eva Carneiro del primer equipo y finalmente del club no fue una decisión popular entre algunos miembros del primer equipo, que confiaban en la doctora del Chelsea. Posteriormente, en su búsqueda de un once competitivo, Mourinho ha dejado en el banquillo a John Terry en varias ocasiones e incluso a Eden Hazard en el encuentro ante el Oporto. Nemanja Matic, un jugador fichado, vendido y refichado por el Chelsea, entró al descanso ante el Southampton y apenas duró veinte minutos sobre el césped. Esos jugadores no han encajado bien esas decisiones. Es por todos sabido que Terry fue quien ejerció presión para que el club despidiera a André Villas-Boas o para que no continuara Rafa Benítez. El propio Mourinho ha reconocido que solo la falta de confianza de los jugadores podría desembocar en su marcha.
 

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Ilie Oleart