Premier League
Ficha técnica |
1 – Sunderland: Westwood; Colback, Diakité, Roberge, Celustka; Ki, Vaughan (Gardner, 46), Adam Johnson, Mavrias (Borini, 71); Altidore, Fletcher (Wickham, 77). |
3 – Arsenal: Szczesny; Gibbs, Sagna, Koscielny, Jenkinson; Flamini, Wilshere, Ramsey, Özil (Vermaelen, 80); Walcott (Monreal, 89), Giroud (Akpom, 90). |
Goles: 0-1, m.10: Giroud. 1-1, m.49: Gardner (p.). 1-2, m.67: Ramsey. 1-3, m.76: Ramsey. |
Paradojas del fútbol: cuando más nubarrones parecían cernirse sobre Highbury-Islington, resulta que sale el sol. El Arsenal volvió a mostrar las recientes buenas sensaciones con el debut de Mesut Özil, aunque fueron Giroud y Ramsey quienes tomaron el papel de protagonistas. El Sunderland sigue en su espiral negativa, que ya parece trascender lo futbolístico. Apostando por un juego más directo, Di Canio apostó por meter dos puntas, con Altidore y Fletcher, mientras que Wenger daba la alternativa a su gran fichaje, que tardó poco en responder.
Los Black Cats salieron decididos y encimando muy arriba al Arsenal aunque pronto se vio que aquello era humo y que el Sunderland estaba hueco. Subieron líneas los de Di Canio para asfixiar la salida del Arsenal olvidando el consiguiente axioma: estar siempre muy encima del que tiene la pelota. A Gibbs no le resultó difícil hallar a Özil en el extremo zurdo. El alemán bajó tiernamente el balón y le envió un caramelo a Giroud, también de dulce, para abrir el marcador. Primer partido y la primera asistencia de muchas del exmadridista. El gol sirvió para desmantelar los planes de Di Canio, si es que existían, más allá de gesticular o protestar. Los norteños optaron por retrasar su presión, lo cual no impidió a Özil seguir filtrando pases mortales. Dos de ellos los desperdició un errático Walcott desde el extremo diestro estampando en Westwood sendos mano a mano.
Del Sunderland no había noticias. Si el único plan A era buscar a Altidore desde cualquier zona, incluso bajando a Ki como tercer central, mucho presumir sería que dispusiesen de alternativas. Totalmente a merced del Arsenal, las intentonas locales morían como olas en la playa cuando la marea es baja, mientras que los Gunners, maduros y resueltos, retenían tranquilamente el esférico con un Özil que por momentos parecía jugar algo sobrado. Cualquier combinación de más de tres pases y dos movimientos londinenses servían para derretir las líneas del Sunderland como mantequilla al sol. Lo extraño al descanso fue lo corto del marcador.
Pero más extraños son los desvaríos que a veces invaden la mente de Laurent Koscielny. Se adentró en el área Adam Johnson y cuando todo señalaba que su ataque acabaría en saque de puerta, el central francés lo arrolló. Gardner, recién ingresado por Vaughan, transformó la pena máxima y dio algo de esperanza a los suyos. Con el empate, Di Canio mandó callar a su grada y el Sunderland tuvo sus mejores minutos, acercándose mucho más a Szczesny, con Adam Johnson dirigiendo las ofensivas, que habilitó a Fletcher para que anotase en claro offside un tanto anulado. Apenas dos minutos después, Gardner botó una falta desde el perfil izquierdo del área y su envío, manso pero mortal se estrelló en el palo derecho de Szczesny, previo fuera de juego posicional de Ki eso sí. Dicha ocasión y otra de Gardner que lamió el poste derecho le sirvieron al Arsenal de acicate, que retomó el dominio y a rondar continuamente el balcón de Westwood, con Özil frecuentando más el costado diestro y conectando con Wilshere, en ocasiones demasiado impaciente. Un centro de Jenkinson lo remató de excepcional volea Aaron Ramsey desde la frontal, marcando el segundo gol de su equipo.
Al Sunderland aún le quedó una última bala, disparada en medio de la acción polémica del partido. Recibió Altidore en la frontal y se giró ante Sagna, que impotente hubo de agarrarle para abortar su avance. Pero ni así. El americano se lo quitó de encima como si fuera un niño y definió ante Szczesny para colocar por centímetros el empate. Pero Martin Atkinson no concedió la ley de la ventaja y señaló la falta, enviada al limbo por Garnder. Ahí murió el Sunderland, que a continuación encajó el tercero. Estaba algo desaparecido Özil, pero Giroud decidió difrazarse del alemán y asistió a Ramsey, que certificaba la victoria del Arsenal y su gran arranque de temporada, siendo quizá sus mejores días como Gunner.
Con el tercero en el zurrón, Wenger cerró la contienda metiendo a Vermaelen por Özil. Ya solo quedaría tiempo para que el Sunderland mostrase su incapacidad y Di Canio su show, protestando hasta por el tiempo que hacía en el norte de Inglaterra para ser expulsado. Al italiano le apretaba la corbata. Literal y metafóricamente. Los Black Cats quisieron pero apenas pudieron, contabilizando un cabezazo de Altidore en un córner y un disparo de Wickham. En el Arsenal no todo fueron buenas nuevas. En un mal gesto tras pase de la muerte de Ramsey, Giroud se lesionaba en la rodilla. Justo cuando se confirmaba en Inglaterra como gran goleador.
Con el pitido final de Atkinson ambos conjuntos confirmaron su estado de salud. El Sunderland aún en la UVI, con un punto de doce, malas sensaciones y sobretodo, que más allá del ruido y la furia de Di Canio, hay poca sustancia. El Arsenal reitera su buena forma, tras recuperarse del batacazo inicial ante el Villa y ganar a los Spurs. Habrá que seguir comprobándolo esta semana en Marsella.