Para Bea: una mujer a la que adoro y que me enseñó que el sol siempre acaba saliendo
Sentado a contraluz, rebobinando una cinta de cassete con un lápiz, me sorprendí pensando en deseos incumplidos. Me sobresalté. Igual había llegado ya ese momento en el que tienes que empezar a poner todas tus cosas en orden, esa mañana en la que te plantas delante del espejo y te preguntas si lo que vas a hacer hoy es realmente lo que desearías hacer si fuera el último día de tu vida. O quizá fuera el repentino chasquido, seco y estruendosamente sordo que sentí en mi mano: había llegado el momento de rebobinar la cinta para el otro lado. Me tranquilicé.
La temporada de Premier League está llegando a su fin. Un año futbolístico intenso, hermoso y disputado como pocos que se recuerden en los últimos tiempos. Un año cargado de sobresaltos, subidas y bajadas, tropiezos, caídas y resurrecciones. Poco por decidir ya aunque lo que queda sea lo más grueso: intentar huir del olvido ya que, del segundo, nunca se acuerda nadie.
El fútbol inglés siempre podrá acabar haciéndole caso al gato de Cheshire
«Si no te importa tu destino, tampoco importa el camino que tomes»
Hemos asistido, no obstante, a un cambio de tendencia importante en los usos y costumbres de la competición. La entrada a raudales de capital extranjero, ese que no conoce tradición y odia el romanticismo, ha llevado a la destitución de diez técnicos esta temporada, alguno faltando horas solo para el fin de la competición, al intento de cambio de identidades y a la proliferación de personajes oscuros en las zonas nobles de los estadios. Buenos tiempos aquellos en los que los nuevos ricos se conformaban con su pequeño yate en el puerto deportivo de Mónaco.
Sentado a contraluz, rebobinando una cinta de cassette con un lápiz, me vi en El País de las Maravillas, un sitio engañosamente creado para niños ya que atesora una carga filosófica enorme, que lo convierte en una larga reflexión para adultos. Un lugar en donde se puede aparecer y desaparecer a antojo, donde no te pueden cortar la cabeza si solo hay cuerpo. Un lugar donde te puedes evaporar dejando solo constancia de tu sonrisa. Al menos, los gatos.
Pensé que el futbol inglés siempre podía acabar haciéndole caso al gato de Cheshire, como cuando Alicia le preguntó qué camino seguir; él le respondió que eso dependía de a dónde quisiera llegar pero, que si no le importaba a dónde iba, tampoco importaba mucho el camino que tomara. Inteligente gato, ¿verdad? El sentido de la vida resuelto en un cuento para niños. Nos pasamos nuestra existencia dando bandazos, intentando encontrar el camino que nos guie aunque no sepamos muy bien hacia donde queremos dirigirnos. El camino hacia ninguna parte.
¿Hacia dónde quiere dirigirse la Premier?
“A Alicia le pareció que aquello no tenía vuelta de hoja y decidió hacer otra pregunta: ¿Qué clase de gente vive por aquí?”.
“En esa dirección- dijo el gato, haciendo un gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero. Y en ésta dirección-e hizo un gesto con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos”.
Tenemos planteada una encrucijada y, como casi siempre, de difícil solución. Quizá sea aún pronto para preocuparse y podamos tomarnos tiempo para responder a la pregunta, con un poco de calma, reposados. Debemos elegir si queremos proyectos precipitados que busquen rentabilización inmediata en función del desembolso de capital o trabajos reposados que creen cimientos fuertes, esos que tampoco garantizan los éxitos, pero que aseguran que una parte de la casa seguirá intacta tras el temporal, que remitirá. El sol siempre acaba saliendo.
Sentado a contraluz, rebobinando una cinta de cassette con un lápiz, pensé que no quería visitar al Sombrerero loco porque ya había visto muchos en mi vida. “La Liebre de Marzo será mucho más interesante. Y, además, como estamos en Mayo, quizá ya no esté loca…o al menos no tanto como en Marzo”.
He visto muchas veces un gato sin sonrisa pero una sonrisa sin gato es la cosa más rara que he visto en mi vida.