A finales de febrero, Harry Redknapp era uno de los entrenadores más prestigiosos de Inglaterra. Tal vez incluso del mundo. Con posibilidades en la FA Cup y tercero en la Premier League a pocos puntos de los dos equipos de Manchester, su Tottenham estaba haciendo una excelente temporada. Precisamente en febrero, concretamente el día 8, dimitió Fabio Capello como seleccionador de Inglaterra. Todo apuntaba a que Redknapp sería su sucesor, ya fuera combinando ambos cargos o dejando el Tottenham. Era el mejor momento laboral de su historia. Dirigía a uno de los clubes punteros a nivel mundial y se le abría la posibilidad de convertirse en seleccionador de Inglaterra. Si hubiera dimitido como entrenador del Tottenham entonces para tomar las riendas de Inglaterra, pocos le hubieran reprochado algo. «Take the money and run», que hubiera dicho Woody Allen.

 

Sin embargo, dos meses y medio más tarde, Redknapp ha pasado de estar posiblemente pluriempleado a estar cerca de quedarse en el paro. Su equipo cayó goleado en las semifinales de la FA Cup contra el Chelsea (1-5), y de los últimos doce partidos de liga sólo ha ganado tres, empatando cinco y perdiendo cuatro. De tener la tercera plaza asegurada en febrero, no depende ahora de sí mismo para alcanzar un puesto de Champions League, pues aunque gane al Fulham en la última jornada, si el Arsenal también gana y el Chelsea vence al Bayern de Múnich en la final de la Champions, se quedará fuera. Tan mal está ahora mismo el Tottenham que hasta el Aston Villa de McLeish ha cosechado un punto frente a ellos.

 

En cuanto al partido disputado en Villa Park que ha supuesto el noveno partido sin ganar de los últimos doce encuentros de liga de los Spurs, poco hay que decir. A pesar de la inmensa superioridad a nivel de ocasiones y posesión de los londinenses, los «villanos» se pusieron por delante diez minutos antes del descanso con un disparo de Ciaran Clark que rebotó en Gallas.

 

Ya en la segunda parte, el lateral izquierdo Danny Rose, el sustituto de Assou-Ekotto, fue expulsado por una feísima entrada sobre Hutton que dejó al Tottenham con diez, pero los londinenses no se rindieron. Un penalti en el minuto 60 cometido por Dunne sobre Sandro y transformado por Adebayor puso el empate definitivo en el electrónico. El Tottenham apedreó la portería rival en la última media hora, pero sin suerte.

 

Por su parte, el Aston Villa de McLeish ha seguido en la misma línea que toda la temporada. Es decir, jugando a empatar. Habiendo empatado ya 17 partidos en liga, queda claro que el objetivo del técnico escocés cuando plantea un partido no es la victoria. Sólo así se entiende que Heskey sea titular habitual y que Albrighton y Bannan no pisen el césped de Villa Park los fines de semana. Una pena para los aficionados del Villa. Lo único bueno para McLeish es que no estará solo en la cola del paro. Harry Redknapp le acompañará.