Sergio Arias

Riyad Mahrez: el trilero de Leicester

El Leicester es el equipo revelación de estas primeras cinco jornadas de la Premier League gracias a su segunda posición en la tabla. El principal motivo es un tipo nacido en Francia de ascendencia argelina y marroquí que está volviendo locas a las defensas rivales en este arranque.

 
Enero de 2014. Rob Mackenzie y su equipo fruncieron el ceño mientras sopesaban las posibilidades. El otrora jefe de ojeadores del Leicester City (ahora en Tottenham) sabía que su equipo necesitaba un futbolista de entre 20 y 22 años que pudiese jugar abierto sobre el campo y preferiblemente terminase contrato aquel verano para rebajar su coste de mercado. Tras un cotejo de las bases de datos estadísticas de segundas divisiones de grandes ligas como la alemana, española, francesa e inglesa, un joven argelino que despuntaba en el Le Havre de la segunda división francesa resultó el elegido.
 
Riyad Mahrez (Francia, 1991) fue traspasado al Leicester (por aquel entonces, conjunto de Championship) por 350.000 libras esterlinas. Mahrez es por tanto el triunfo del scouting fundamentado en las bases de datos y el del “winger” típicamente ingles. En un mundo en el que se asocia cada vez más la perfección futbolística con la adopción de roles eminentemente interiores (véase Gareth Bale, Cristiano Ronaldo o Lionel Messi), existen atacantes como Mahrez que fueron expuestos al proceso inverso: pasó de ser el enganche con libertad de movimientos en el 3-4-1-2 de Nigel Pearson a un jugador que debe optimizar sus virtudes en el costado derecho a pierna cambiada, en el 4-4-2 de Ranieri.
 
El estratega italiano basa su idea futbolística en el equilibrio sobre el campo, por lo que el simple pensamiento de un futbolista liberado de tareas defensivas le causaría pavor. No obstante, si el contexto invita a ello, Ranieri colocará a Mahrez como segundo punta siempre y cuando la propuesta sea la de lanzar contragolpes conducidos por el vertiginoso y hábil argelino o aprovechar situaciones de equipos “partidos” donde hay más espacios por dentro y menor riesgo si se produce la pérdida de balón. En fases de ataque posicional, el técnico de los foxes opta por la convencionalidad de los movimientos y virtudes de un segundo punta más sacrificado como Shinji Okazaki, recluyendo a Mahrez en la banda derecha.
 

 
Mahrez podría ser uno de esos secundarios de apariencia exótica y ocupación bohemia que pueblan las destartaladas escenas de un filme del afamado cineasta británico Guy Ritchie. Es el trilero de Leicester. Mahrez enseña la pelota y la esconde una y otra vez engañando con su juego de pies a los inocentes viandantes ataviados con el blasón del rival. Cuando crees saber donde ha depositado la “bolita”, el argelino ya ha recogido el puesto y está encarando el área contraria para buscar el disparo desde media distancia o el pase vertical a uno de sus compañeros. Cuatro goles, dos asistencias y uno de los líderes en creación de ocasiones (ya desde la temporada pasada junto a estrellas como Ángel Di María o Cesc Fàbregas) avalan al jugador de moda de la Premier.
 
Su estado de forma físico y psicológico actual es tal, que parece un futbolista profesional en una pachanga con niños para el próximo anuncio de Pepsi. Conduce y encara al contrario con una habilidad y soltura refrescantes. Con balón, Mahrez asegura desborde hacia dentro y hacia fuera, creación de peligro y un soporte secundario para dar continuidad a las asociaciones de sus compañeros. Sin balón, se espera que progrese bajo las órdenes de Ranieri cerrando la banda como volante preparado para lanzar la contra como un trampolín. La sobriedad y pragmatismo del italiano pueden hacer de Mahrez un futbolista aún más completo de lo que era, por lo que el interés actual de equipos como Arsenal o FC Barcelona no parecerían del todo descabellados.
 

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Sergio Arias