En la jornada inaugural de la temporada 1995-96, el Manchester United perdió por 3-1 ante el Aston Villa. En aquel partido fueron titulares un grupo de jugadores jóvenes que procedían en su mayor parte de las categorías inferiores del club: Gary Neville, Lee Sharpe, Paul Scholes, Nicky Butt y Phil Neville, mientras que David Beckham entró de recambio. Con motivo de la derrota, el exjugador del Liverpool y actual comentarista deportivo Alan Hansen pronunció unas palabras que acabaría por tragarse: «Nunca ganarás nada con niños». Aquellos niños, a los que cabe sumar a Ryan Giggs, ganaron el doblete esa misma temporada y se convertirían en la generación más exitosa de la historia del club, respaldados por ilustres veteranos como Eric Cantona o Roy Keane.
Algunos analistas compararon a comienzos de temporada a aquella generación de oro con la actual camada de jóvenes, entre los que se incluyen David De Gea, Jonny Evans, Phil Jones, Chris Smalling, Tom Cleverley y Danny Welbeck. Todos ellos han sido internacionales con las categorías inferiores de sus selecciones e incluso algunos con la selección absoluta. Un futuro brillante les aguarda pero no parecen todavía preparados para tomar el relevo de sus antecesores, como quedó patente en varios de los fracasos del United esta temporada.
De Gea, excelente ante el Athletic, sufre en partidos físicos ante rivales que abusan del juego aéreo como el Stoke. Jonny Evans recordará toda su vida la aciaga tarde del 1-6 ante el City, cuando acabó expulsado y, lo que es peor, desquiciado ante el fútbol combinativo del rival. Cleverley ha sufrido una serie de lesiones que le ha impedido debutar con la selección inglesa a pesar de haber sido convocado en dos ocasiones. Jones y Welbeck, y en menor medida Smalling, han sido los únicos que han contribuido regularmente al equipo.
Ferguson no planificó correctamente el relevo, como demuestra que tuviera que repescar a Paul Scholes, un jugador retirado, en enero. El escocés aguardó demasiado a emprender el relevo generacional, cegado posiblemente por los éxitos del club, incluidas dos finales de Champions en tres años y el 19º título de la historia. Lo cierto es que Vidic (30 años), Ferdinand (33), Evra (30), Giggs (38), Scholes (37), cinco jugadores fundamentales en los éxitos recientes del club, ya han dado al club casi todo lo que podían darle y es momento de dar el testigo.
El caso de Ferguson es más complejo. Es el mejor entrenador de la historia del Manchester United (que ya es mucho decir en el caso de un club entrenado por Sir Matt Busby) y posiblemente de la historia del fútbol inglés (aunque Brian Clough no habría estado de acuerdo), pero tal vez ha pasado su época. Las tácticas, igual que los métodos de entrenamiento, han evolucionado mucho en el último lustro. Y no parece que Ferguson se haya dado por enterado, como quedó patente en el choque ante Bielsa, el precursor de muchos de esos cambios. Nunca es fácil decir adiós a una leyenda, pero tal vez sea momento de rendir homenaje al técnico más laureado de la historia del fútbol y abrir un nuevo capítulo de la historia del Manchester United.