Se podrían utilizar como ejemplos numerosos futbolistas. Pero en referencia al duelo entre Stoke y Manchester City cogeremos a Marko Arnautovic y Xherdan Shaqiri. Ambos pasaron por el Inter de Milán y la liga alemana antes de llegar al condado de Staffordshire.

 

Tanto el austriaco como el suizo se han quedado en jugadores bastante difuminados en relación a las expectativas que proyectaban hace un lustro. Siguen siendo jugadores talentosos, importantes en el equipo de Mark Hughes y por los cuales merece pagar una entrada para ver un partido. Pero no tienen las cualidades ni la persistencia para estar en un equipo de mayor calibre.

 

Este estrato de futbolistas, bastante poblado, se caracteriza por ser acomodados al ser de un nivel mayor al resto del equipo y poco responsables en labores colectivas o tácticas. En cambio su papel ante equipos grandes suele ser realmente significativo. Al medirse contra un rival de mayor entidad, se motivan y su participación en el juego y en las labores grupales crece.

 

Así sucedió con Arnautovic y Shaqiri en el duelo ante los Sky Blues. En la primera media hora, los Potters se pusieron 2-0 merced a dos conexiones entre ambos. En la primera, el extremo suizo encaró a Fernandinho y Aleksandr Kolarov, centró al borde del área pequeña y el díscolo austriaco adelantó a los Potters. La jugada delató las diferencias de intensidad y actitud para el duelo. Kolarov confió en la salida hacia dentro de Shaqiri y Sagna no cerró la entrada de Arnautovic a rematar.

 

El Stoke hizo estragos entre líneas. Con Bojan como nueve con una movilidad permanente, trajo de cabeza a la pareja Martín Demichelis, Nicolás Otamendi. Las diagonales de los protagonistas Potters desde las bandas fueron un incordio para toda la zaga Sky Blue. En el segundo gol, una conducción hacia el medio de Shaqiri y un balón al hueco, era definido de nuevo por Arnautovic para firmar una superioridad incontestable del cuadro de Stoke-on-Trent. Los locales dominaban todas las facetas del juego con contundencia y comodidad.

 

El planteamiento de Hughes fue un equipo contragolpeador con un sólido doble pivote sin licencias para el ataque. Así, el City tuvo escasas opciones ofensivas más allá de algún destello aislado de Kevin De Bruyne. La inoperancia de David Silva, Raheem Sterling y Wilfred Bony, dejó sin opciones a los Citizens de reducir diferencias. Y ante cualquier tímida tentativa, Jack Butland permaneció atento.

 

Antes del descanso, con un tiro al poste de Arnautovic (otra vez, sí), y después, con intentonas de menor calibre, siguieron inquietando a Joe Hart y bailando al Manchester City. Para acabar de rematar el despropósito, Manuel Pellegrini agotó sus cambios a falta de media hora y apenas diez minutos después, Fernando se tuvo que retirar lesionado, así que el Manchester City jugó los últimos veinte minutos de la contienda en inferioridad. Lo cual no resta mérito al brillante partido de los Potters, cuyos aficionados acabaron coreando con olés los pases de su equipo. Cómo han cambiado los tiempos desde la etapa de Tony Pulis.