Newcastle recibió a su clásico rival Sunderland en un partido que no le faltó nada: goles, broncas, amonestaciones, expulsiones, penaltis fallados e incluso conflictos entre ambos técnicos.

 

El comienzo fue trabado, se luchó más de lo que se pudo jugar, como demuestra que a los 40 segundos del primer tiempo ya había un amonestado, Lee Cattermole, que cometió una dura entrada sobre Cheik Tioté.

 

El encuentro fue pura lucha durante los primeros compases, hasta que a los 23 minutos el central Mike Williamson cometió un penal infantil frente a Nicklas Bendtner, que sería el encargado de convertirlo en gol.

 

Con la ventaja en el resultado,  el Sunderland se soltó e intentó mover más el balón, aunque no gozó de ocasiones claras, excepto un gran remate desde fuera del área del autor del gol, que fue desviada por el portero Tim Krul. Al Newcastle le costó reponerse del gol y acusó una cierta falta de ideas. Las «urracas» recurrieron al empuje a través de un sinfín de centros sin destino. La única ocasión realmente peligrosa fue un centro pasado que pudo conectar Fabricio Coloccini que fue atajado por el guardameta Simon Mignolet. El primer tiempo finalizó con un Newcastle atacando constantemente pero sin ideas mientras que Sunderland se defendía en zona y solo esperaba el pitido final.

 

El Newcastle salió más decidido tras la reanudación. Alan Pardew movió ficha y envió a Hatem Ben Arfa a la cancha. El astro francés entró por el lateral izquierdo Davide Santon y el equipo cambió tácticamente. Ryan Taylor pasó a ocupar el sector del joven italiano para dejarle la zona de ataque a Ben Arfa. El Sunderland se mantuvo en su idea de cortar el juego sin proponer mucho, aguardando salir de un contra. Una estrategia que casi le da resultado de no ser por que el portero Krul le sacó una gran pelota a Sebastian Larsson.

 

El partido mostraba más de lo mismo, un Newcastle desesperado por buscar el empate pero carente de ideas ante un Sunderland que se hacía un bloque de la mitad para atrás, dejando solo un jugador para la contra. Sin embargo, las cosas se pusieron de cara para Newcastle después de que a los doce minutos del segundo tiempo, Stépanhe Sessegnon le diera un duro golpe a Tioté y se marchara expulsado del encuentro.

 

El Newcastle siguió atacando constantemente y el Sunderland se dedicó a sacar lo más lejos posible cualquier objeto que pareciera una pelota. A los 26 minutos se retiró del campo Papiss Cissé, dejando el lugar a Shola Ameobi, mientras que Martin O’Neill también movió fichas y mandó al campo a Fraizer Campbell por Bendtner.

 

Hatem Ben Arfa dejó en evidencia a James McClean y a Kieran Richardson con sus regates pero la única ocasión que consiguió finalizar solo sirvió para que se luciera Mignolet, que tuvo una gran actuación.

 

Todo pareció cambiar a los 36 minutos, luego de que Campbell le hiciera un brusco penal a Shola Ameobi. El encargado de ejecutarlo fue Demba Ba, cuyo disparo fue bloqueado por Mignolet.

 

El error provocó que la desesperación de los jugadores del Newcastle fuera en aumento. Algo que se transmitió a la banda, luego que Alan Pardew reclamara el juego brusco de los jugadores rojiblancos y O’Neill se enfrentara con él.

 

Cuando todo parecía acabado, a los 92 minutos Yohan Cabaye envió un centro que fue peinado por Williamson y dejó la pelota botando en el área a merced de Shola Ameobi, que solo tuvo que empujar para poner el empate y desatacar la locura en St. James’ Park (ahora Sports Direct Arena, para pesar de los hinchas del Newcastle).

 

En el tiempo añadido, el Newcastle todavía estuvo cerca de ganar el encuentro, pero la ocasión fue desperdiciada por la falta de olfato goleador del central Williamson, que agarró una pelota que llegaba sucia en el medio del área pero no supo cómo pegarle para poder así llevarse los tres puntos. El Newcastle le devuelve la moneda su máximo rival, ya que la última vez que un encuentro entre ambos acabó con empate a uno, fueron los «black cats» quienes empataron en el tiempo de descuento.