Sin goles en St. James’ Park

 

La gran sorpresa de la previa del partido fue la inclusión de Joey Barton en el once de las “urracas”. Después de todos los líos de este verano y que incluso le abriesen la puerta del club, sorprendió verlo de titular en el debut del campeonato. Seguramente Alan Pardew es muy consciente del equipo con el que cuenta a día de hoy y la verdad es que Barton puede aportar algo de fútbol y sacrificio al conjunto. Si cerrara su cuenta de Twitter hasta podría jugar en la selección de Capello.

 

A parte de Barton, Pardew también incluyó en el once a dos de los fichajes de este verano: Yohan Cabaye, procedente del Lille, y Demba Ba, que jugó en el West Ham la temporada pasada.

 

Por su parte, Wenger presentó el once esperado, conociendo la baja obligada de Wilshere. Como se esperaba, Gibbs ocupó el vacío que dejó en el lateral izquierdo Gaël Clichy. Las buena noticias para el técnico francés fueron poder contar con Van Persie, que había sido duda durante la semana, y sobre todo la reaparición de Vermaelen en competición oficial. Hay que hacer una mención especial para el central belga: rápido en el corte, buena colocación, buen juego aéreo, habilidoso con los pies y en la salida de balón, está llamado a ser el líder de la defensa de los «gunners» en los próximos años, si las lesiones le respetan.

 

El partido empezó con el Arsenal dominando el esférico pero sin crear excesivo peligro. El que más se acercaba era Gervinho con sus internadas, pero el marfileño tiene un problema que deberá resolver: es bueno acercándose al área, pero se atasca dentro de ella. Se le nubla la vista en el momento del ultimo pase o de la definición y casi siempre elige mal. Aun así, consiguió conectar un pase al área en el minuto 17 que supuso la primera ocasión del partido, pero que Van Persie no logró definir correctamente.

 

Los “gunners” pecaron de horizontalidad durante todo el primer tiempo y el Newcastle, transcurridos los 20 minutos, decidió dar un paso adelante. Consiguió robarle el balón al Arsenal en zonas algo más comprometidas, pero continuó sin crear excesivo peligro. La ocasión más clara fue una potente volea del argentino Jonás Gutiérrez que salió desviada a la derecha del Szczesny.

 

Hasta el descanso no hubo mucho más. La posesión se repartió, pero Gervinho seguía sin saber qué hacer cuando se acercaba al área y ni Demba Ba ni Ameobi estuvieron demasiado inspirados para crear peligro por el lado blanquinegro.

 

Tras la reanudación, el Arsenal siguió dominando y cada vez se aproximaba más a la portería de Tim Krul. Van Persie bajó a buscar balones y ayudó en la creación, y una combinación con Ramsey en el minuto 69 que acabó en un chut raso de Walcott detenido por el arquero, fue la mejor ocasión de la segunda parte. Pero entonces llegó la jugada del partido.

 

Un choque que parecía que acabaría decantándose del lado del Arsenal cambió su rumbo por gracia de, cómo no, Joey Barton. Los hechos transcurrieron de la siguiente forma: Gervinho entró en el área, dribló y se tiró descaradamente a la piscina. El arbitro no se tragó el engaño y no pitó nada, pero Barton se dirigió chillando a Gervinho para recriminarle sus pésimas dotes de arte dramático. Lo levantó del suelo cogiéndole por el uniforme y, acto seguido, se monto una tangana multitudinaria. Entre el tumulto, Gervinho le propinó un manotazo a Barton en la cara, que cayó fulminado al césped como si le hubiesen disparado en la sien. Resultado: Gervinho expulsado y amarilla para Barton. Quizás Wenger deberá hacerle un cursillo rápido al marfileño sobre con quién debe jugar y con quién no en la Premier League.

 

Con un hombre menos, el Arsenal se diluyó y el Newcastle se estiró, incluso creando algo de peligro en jugadas a balón parado, pero el marcador ya no se movería.

 

El 0-0 final deja al Arsenal, como antes de empezar, con muchas dudas, y al Newcastle sabiendo que tiene poco fútbol pero suficiente garra como para pasar una temporada algo más tranquila de lo que se esperaba.