Alvaro Oleart

Steve Clarke cumple su promesa (3-0)

Lo prometido es deuda. Así piensa Steve Clarke, el hombre que debutaba como entrenador de un equipo de la Premier League a sus 48 años. Su West Brom pasó por encima de un cándido Liverpool, que se vio castigado por Phil Dowd, que señaló dos penaltis y expulsó a Agger. Gera, Odemwingie y Lukaku fueron los goleadores.

 

Premier League

West Brom 3
Liverpool 0
Ficha técnica
3 – West Bromwich Albion: Foster; Reid, McAuley, Olsson, Ridgewell; Morrison (Brunt, 81), Mulumbu, Yacob; Odemwingie, Long (Lukaku, 68), Gera (Fortuné, 69).
0 – Liverpool: Reina; Kelly, Skrtel, Agger, Johnson; Leiva (Cole, 69 (Carroll, 78)), Allen, Gerrard; Downing (Carragher, 60), Borini, Suárez.
Goles: 1-0, m.43: Gera. 2-0, m.64: Odemwingie (p.). 3-0, m.77: Lukaku.
«No quiero perder los puntos fuertes del club durante la temporada pasada. Eran difíciles de batir, bien organizados y disciplinados. Pero me gustaría añadir mi propio sello e intentaré hacer al equipo un poco más ofensivo, sobre todo como local», dijo Steve Clarke al tomar las riendas del West Brom en sustitución de Roy Hodgson. Se puede decir más alto, pero no más claro.
 
En un contexto internacional en el que los ciudadanos desconfían de todo el mundo, ha aparecido Steve Clarke. Este escocés de figura poco esbelta pero con cara de bonachón disfrutó en The Hawthorns ante el Liverpool (equipo para el que trabajó como segundo entrenador hasta mayo de este mismo año) de su primer partido como entrenador de un equipo de la Premier League (sin contar un breve período como entrenador provisional en el Newcastle tras la destitución de Ruud Gullit en 1999). No sólo se llevó los tres puntos, sino que cumplió con su promesa. Mantuvo la disciplina defensiva que tuvo el año pasado el West Brom con Hodgson, y añadió un poco de picante al ataque. Este picante tuvo dos ingredientes principales: Zoltan Gera y Phil Dowd. 
 
Por un lado, Gera abrió el marcador con una soberbia volea desde fuera del área a la salida de un córner. Por otro, Dowd señaló dos penaltis a favor de los locales (el primero dudoso y el segundo clarísimo) y expulsó a Agger.
 
La nobleza y claridad de ideas de Clarke a la hora de expresar sus deseos estilísticos para esta temporada contrasta con la incertidumbre que planea sobre el Liverpool. Brendan Rodgers pretende deshacer todo el trabajo llevado a cabo por Hodgson y Dalglish en los últimos dos años para imponer el estilo de juego que él desea. No sería una locura en el caso de contar con unos jugadores compatibles con el estilo que predica Rodgers. Pero sí lo es teniendo en cuenta que Carroll, Henderson, Adam, Suárez, Downing, Gerrard o Lucas Leiva siempre han practicado un estilo de fútbol mucho más directo. Por eso, Rodgers debe renovar prácticamente toda la plantilla de cara a convertir al Liverpool en un equipo combinativo y de posesión. 
 
¿No habría sido más fácil quedarse en el Swansea o fichar por un equipo que cuajara más con las características de Rodgers? Parece claro que sí. Pero a Rodgers le gustan los retos. Y éste es uno. Y grande. Frente al West Brom, el Liverpool fue un desastre y nada de lo que Rodgers planeó salió bien. Pero todavía tiene 37 partidos para demostrar que sí puede cambiar la naturaleza del Liverpool.
 

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Alvaro Oleart