La preparación de Luis Suárez para la final de la FA Cup del próximo fin de semana no pudo resultar más exitosa. El uruguayo logró un hat-trick que permitió al Liverpool cosechar una cómoda victoria ante el Norwich City.

 

El hecho de que este fuera un encuentro entre dos equipos de media tabla demuestra que esta ha sido una excelente temporada para los «canaries» y un año espantoso para el Liverpool.

 

A tenor del comienzo de ambos equipos, el 0-3 final resulta sorprendente. El Norwich, a pesar de realizar cinco cambios respecto a su encuentro ante el Blackburn Rovers de la semana pasado y a la sustitución obligada a los 12 minutos de Adam Drury por lesión se mostró como el mejor.

 

El Liverpool no mejoró hasta que apareció Steven Gerrard. Como siempre. Tras perderse los últimos cuatro encuentros, el capitán regresó de forma triunfal. A los 24 minutos, robó el balón a David Fox en la medular y cedió a Suárez, que envió el balón a la escuadra. Era el primer disparo del partido.

 

Solo cinco minutos después, Suárez provocó un error de Ward, se adentró en el área y batió a John Ruddy. Era su décimo gol en liga esta temporada.

 

El Norwich perdió la posesión y con ella también la compostura. Johnny Howson fue amonestado por una falta dura sobre Gerrard. En el descanso, el Norwich todavía no había disparado a puerta.

 

Paul Lambert sustituyó a Fox por James Vaughan y pasando de un 4-5-1 a un 4-4-2. Sin embargo, todo lo que el Norwich logró provocar fue una infructuosa serie de córners. No fue hasta los 51 minutos cuando el Norwich logró disparar a puerta. Elliot Bennett envió un excelente disparo que Pepe Reina desvió con una excelente intervención. Sin embargo, fue el Liverpool quién estuvo más cerca de ampliar distancias gracias a Jonjo Shelvey, que envió su intento al palo.

 

El Norwich parece extenuado tras una excelente temporada. Lambert trató de provocar la reacción de su equipo con la introducción de Grant Holt a falta de quince minutos. Pero en su lugar, Suárez logró su primer hat-trick con el Liverpool. Y además lo hizo a lo grande. Recogió el balón justo cruzada la línea medular y envió una vaselina desde 45 metros que superó por alto a Ruddy.