Premier League
Ficha técnica |
1 – Arsenal: Szczesny; Vermaelen (Ignasi Miquel, 82), Mertesacker, Koscielny, Djourou; Song, Arteta, Ramsey; Gervinho (Rosicky, 82), Van Persie, Walcott (Frimpong, 89). |
0 – Everton: Howard; Baines, Heitinga, Jagielka, Hibbert; Bilyaletdinov (Gueye, 75), Phill Neville (McAleny, 75), Fellaini, Coleman; Cahill, Saha (Distin, 63). |
Goles: 1-0, m.69: Van Persie. |
Faena trabajada la del Arsenal este sábado en el Emirates, engalanado en su 125º aniversario, con figuras como Thierry Henry o Ian Wright en el palco. El Everton llegaba erizado, tras su última derrota en casa ante el Stoke, adoleciendo de una falta de puntería más que preocupante y lastrado por la pérdida de Pienaar y especialmente Arteta, traspasado al bando contrario.
Sin laterales en el once ni el banco, Arsène Wenger se vio obligado a alinear a Vermaelen y Djourou en los costados. Rígido y desnaturalizado el belga y algo deficiente el suizo, fueron escasas las ocasiones en las que se asomaron al ataque, estrangulando a menudo las combinaciones del Arsenal.
Estajanovista por naturaleza, fiel reflejo de su entrenador, el Everton sorprendió y se atrevió con una defensa que intentaba achicar, adelantando las líneas en lugar de encerrarse en la frontal. Sin embargo, su 4-4-2 no le ayudaba en demasía, debido a la superioridad numérica de los «gunners» en la zona ancha.
A Fellaini y Phil Neville se les acumulaba el agua en la medular, incapaces de tapar a los pasadores rivales y el Arsenal constantemente percutía con diagonales y pases a la espalda de los laterales de los «toffees», lo cual se tradujo en una cascada de ocasiones, fallidas todas, para Walcott, Ramsey y Gervinho. Caso curioso es el del extremo africano. Hábil, rápido y atrevido, se suele mostrar en ocasiones irresoluto y fallón como pocos en el mano a mano.
Así pues, con este cúmulo de ocasiones marradas, se llegó al descanso, con la sensación de que, en el momento de que los de Islington atinaran en el juego de offsides que proponía Moyes, terminaría el partido.
Con una intensidad local in crescendo, comenzó el segundo acto. Ya no eran olas, sino marea alta la que se cernía sobre Howard, quien tuvo que esforzarse para solventar un disparo de Walcott tras una espléndida jugada personal. El veloz extremo inglés concretó un gran partido, agitando en todo momento a su equipo y siendo todo un tormento para su defensor, el lateral Leighton Baines. De manera consecuente, Moyes retiró a Louis Saha, inédito como Cahill, e introdujo al defensa central Sylvain Distin, recolocando a Heitinga en el centro. Pareció dar con la tecla el entrenador escocés, emergiendo un poderoso Fellaini, reactivando la iniciativa del Everton. Tras su porte exótico, se esconde un gran jugador, diestro para el quite y el pase, la presión y la conducción, de un físico imponente.
Los «toffees» parecían que igualaban las fuerzas, pero la clave seguía estando a la espalda de su adelantada defensa, en la concreción de un desmarque y un pase rival. Y así ocurrió a falta de media hora, cuando Song colocó un pase primoroso a la espalda de Phil Jagielka y con un remate soberbio a la base del poste izquierdo de Howard, calculando los tiempos, Robin Van Persie, quién si no, anotó el único gol del encuentro. Sigue en estado de gracia el portentoso holandés, que logró su 15º gol en esta Premier League y el 33º de 2011.
Tras el gol, todo pareció más fácil para el Arsenal, que empezó a defenderse con el balón, alargando las posesiones y buscando continuamente apoyos en corto, a la espera de encontrar algún contragolpe que cerrara definitivamente el encuentro.
No fue así y el Arsenal tuvo que pelear hasta el último segundo la victoria, llegando incluso a pedir la hora. Pudo haber sido peor, cuando el debutante Connor McAleny enganchó un remate en el descuento que rozó el poste. Venció el Arsenal y sigue consolidado en zona de Champions League, mostrándose fiable e igual de vistoso que siempre. Los de Liverpool, por su parte, tendrán que seguir remando y sudando para mantener su posición en la zona tranquila de la clasificación, más aún si sus estiletes, Saha y Cahill, siguen con el filo mellado.