Sigue lanzado el Liverpool, que con su victoria ante el West Ham suma 16 de los últimos 18 puntos y se mete de lleno en la lucha por los puestos europeos. Por su parte, el West Ham continúa deshinchándose después de su fulgurante inicio. Los de Sam Allardyce llevan sin ganar en el feudo red desde la década de los 60. Para colmo, los Hammers perdieron por lesión a Andy Carroll, Winston Reid y James Collins y acabaron jugando con diez al haber agotado sus cambios. Cualquiera diría que el que jugó 120 minutos el martes fue el Liverpool.

 

La falta de acción fue la tónica general de una primera parte a la que catalogarla como aburrida sería un halago. En el minuto seis llegó la primera ocasión del partido, cuando Lazar Markovic lanzaba por bajo pero se interponía Joey O’Brien en la trayectoria del balón para deshacer la ofensiva local.

 

El Liverpool amasaba más posesión de balón, pero a todas luces infructuosa. Solo Jordan Henderson con un chut manso a las manos de Adrián San Miguel o Philippe Coutinho tras un gran servicio del mejor del partido, Raheem Sterling, hacían sudar a la defensa Hammer.

 

Por parte de los de Allardyce, la única intentona con peligro llegó de la mano de Andy Carroll, que no pudo imprimir fuerza a un testarazo en el área pequeña tras un remate forzado de James Collins. Al borde del descanso, Markovic metió el miedo en el cuerpo a la parroquia capitalina cuando robaba en la frontal tras un despeje horrible de la defensa. La lanzó fuera en el mano a mano con Adrián y con eso acabó la primera mitad.

 

En la segunda, continuó el vendaval Sterling, que anotó el primer gol del partido en el cincuenta tras una buena combinación de primeras con Coutinho en la frontal y aprovechándose de la laxitud defensiva del West Ham.

 

Después del gol y con la entrada de Mark Noble al verde, los de Allardyce se vinieron arriba e incluso dispusieron de una buena ocasión como la que tuvo Enner Valencia en sus botas, pero su chut tras recortar en el pico del área lo atrapó Simon Mignolet. El dominio Hammer fue un efecto gaseosa y murió en pos de una situación muy cómoda para los scousers, que en el ecuador de la mitad tuvo un par de oportunidades para duplicar la diferencia, pero ni Henderson ni Coutinho perforaron la red de Adrián.

 

El ritmo volvió a bajar a los infiernos cuando Sturridge reemplazó a Markovic y volvió a sentir el latir de Anfield. El menudo delantero del Liverpool rompió el tedio con su gol en el ochenta. Su chut cruzado hizo justicia a la buena asistencia de un activo Coutinho.

 

El final del partido dejó poco más que reseñar, salvo una doble ocasión para los Reds que ni Jordan Ibe ni Sturridge aprovecharían y un gol anulado a O’Brien tras una falta al portero clarísima de Kevin Nolan con el tiempo cumplido.