La vida en el Notts County en los últimos años ha sido de todo menos tranquila. Cuando comenzaba a dar la sensación de que al fin el proyecto se estabilizaba después de mucho tiempo todo se va al traste de nuevo y puede que esta vez la decisión de volver a echar al entrenador no les salve del tan temido descenso a League Two. Por el momento, el cargo de entrenador lo asumen de forma conjunta e interina dos técnicos bastante experimentados como Paul Hart y Mick Halsall. Éste último había estado ejerciendo de director de la academia del club.
Un dato bastante esclarecedor para comprender la poquísima paciencia que ha tenido el Notts County con sus entrenadores a la lo largo de su historia y sobre todo desde el cambio de milenio, es que en los últimos 15 años han cambiado 16 veces de entrenador. También cabría añadir que el último técnico en tener una estancia de más de dos años fue Sam Allardyce, quien dirigió al Notts desde enero de 1997 a octubre de 1999, y el último en tener una de al menos cuatro años fue Neil Warnock (1989-1993). Lo cual ejemplifica bastante bien la incertidumbre en la que vive habitualmente el club.
En el año 2009, estando aún en League Two, la entidad fue adquirida por un grupo inversor de Oriente Medio, el cual resultó ser un completo fraude y un sinfín de promesas rotas. El club fue vendido meses después a un empresario local, Ray Trew, que había sido presidente del Lincoln City. En ese breve periodo, en el que fueron propiedad de este grupo inversor, llegaron al club Sven-Goran Eriksson para ejercer como directo deportivo, y Sol Campbell y Kasper Schmeichel para aumentar el nivel de la plantilla y así lograr el ascenso a la tercera categoría con vistas a un futuro a ascenso a la Premier League.
Campbell (tras la disputa de tan sólo un partido) se largó de Meadow Lane sin dar prácticamente explicaciones. La situación llegó a extremos absolutamente surrealistas. Cuando el club pasó a manos de Ray Trew, Eriksson firmó un acuerdo para oficializar su marcha. Pese a ello, Trew declaró que Eriksson había sido un absoluto caballero. Schmeichel por su parte continuó y el club aprovechó para traspasarle meses después al Leeds United y así liquidar algunas de las deudas.
Al año siguiente el equipo consiguió el ascenso a League One, en gran parte gracias a los 30 goles ligueros que marcó Lee Hughes, un jugador más rudimentario, práctico y alejado de todo ese brillo y atracción mediática que por ejemplo traía consigo Campbell. Volviendo al tema de los entrenadores, Steve Cotterill, el que había cosechado el ascenso dejó la entidad ese mismo verano de 2010. Craig Short recibió las riendas de la plantilla, para después de un flojo arranque de temporada ser privado de ellas.
Con el objetivo de evitar como fuese el descender de nuevo a League Two, llegó al banquillo el mítico Paul Ince. Éste vio en el Notts County una gran oportunidad para redimirse de su fallido paso por el Blackburn Rovers en la Premier League. Sin embargo, no fue capaz de mejorar lo suficiente al equipo y fue despedido con tan sólo unas jornadas restantes para la conclusión de la campaña. Jugando su última carta, el club convenció a Martin Allen para dejar el Barnet. Allen salvó al equipo del descenso sobre la bocina y se ganó el continuar como técnico de los Magpies.
Allen se mantuvo en el cargo hasta el siguiente mes de febrero, en el que el equipo se encontraba una vez más en una zona precaria de la tabla clasificatoria. Esto llevó al club a una nueva situación de temor por bajar de categoría y al consiguiente cese del ex del Barnet. La nueva apuesta fue Keith Curle. Un experimentado asistente que había pasado varias temporadas junto al propio Neil Warnock y que decidía embarcarse de nuevo en el reto de ser técnico jefe. Logró, no sin drama y sufrimiento, eludir el descenso.
Curle daba la sensación de ser una firme apuesta de futuro por parte de los mandamases. Se le dio manga ancha en el mercado de fichajes y confeccionó la plantilla a su gusto, integrando en el proceso a gente que dejaría huella en el club como el guardameta polaco Bartosz Bialkowski. Pero los resultados no terminaron de llegar y el proyecto de Curle se hizo añicos. 349 días después aterrizar en Meadow Lane tomaba la puerta de salida.
Sin ideas y presos una vez más del pánico a descender, Trew y sus dirigentes echaron por tierra el progreso realizado y nombraron al que más a mano tenían, que en este caso era Chris Kiwomya, el hasta entonces entrenador del equipo reserva. Llegado con la etiqueta de interino se ganó el puesto de forma fija tras la mejoría de resultados. Los puntos cosechados por Kiwomya le sirvieron para mantener al club en tercera división y continuar el próximo curso. Dio ciertas sensaciones de que la apuesta por él era más bien fruto de no encontrar a nadie mejor en verano para el cargo. Esto se vio reflejado tras un pobre comienzo de temporada que supuso su despido. Otro más a la lista.
El siguiente paso fue dar un golpe de efecto y otorgar las riendas a alguien sin experiencia alguna como entrenador, ni siquiera en un cuerpo técnico. Shaun Derry, quien todavía estaba en activo como jugador del QPR, anunció su retirada para asumir el reto que le ofrecía el Notts County. Ante su inexperiencia, Derry trajo de asistente a alguien al que experiencia no le faltaba, Gregg Abbott.
Con el paso de las semanas y el Notts County siendo incapaz de salir del descenso, el nombramiento de Derry quedaba cada vez más entredicho. Su gran carisma parecía no ser suficiente para sacar al equipo del pozo. Cada vez quedaban menos partidos y cada vez daba más la sensación de ser imposible salir esta vez del embrollo. Sin embargo, a base de duro trabajo y perseverancia al fin empezaron a producirse las victorias. No quedaba casi margen para lograr evitar la quema, pero Derry lideró al equipo en una increíble escapada del descenso, una de las más meritorias del fútbol inglés en los últimos años, y salvó al equipo en la última jornada con un empate (1-1) en campo del Oldham Athletic que suponía la salvación matemática, habiendo logrado 19 de los últimos 27 puntos. Brutal.
Derry se ganó con creces el seguir al cargo una temporada más… o casi. En un mercado de fichajes en el que nuevamente no se produjo ningún alarde económico, Derry incorporó principalmente experiencia. Jugadores que ya han visto y vivido de todo en el fútbol, como Hayden Mullins (a quien nombró capitán) procedente del Birmingham City, al norirlandés Roy Carroll (que regresaba a Inglaterra tras una larga etapa en el fútbol griego) y Alan Smith (sí, aquel delantero rubio que jugó en el Manchester United). Tres jugadores con más de mil batallas a sus espaldas.
La primera mitad de temporada había sido muy meritoria. Dando el equipo una fenomenal imagen, se llegó a rondar los puestos de play-off de ascenso a Championship. Al fin parecía que el club pasaba página y empezaba a mirar hacia arriba en lugar de hacia abajo, con un proyecto que al fin se estabilizaba de la mano de Shaun Derry. Pero entonces, como no podía ser otra manera, todo empezó a truncarse por enésima vez.
En una apretadísima clasificación de League One, aún no estando muy lejos en lo que a puntos se refiere de los lugares de arriba, el equipo poco a poco fue cayendo puestos hasta encontrarse al borde de ese sitio al que tanto pavor se le tiene en el club de las «urracas», el descenso. Visita al potente MK Dons y dura derrota por 4-1. Lunes, 23 de marzo, por la mañana, se confirmaba lo que se había empezado a presagiar, el despido de Shaun Derry de su cargo de entrenador del Notts County. Trew y los directivos del Notts, una vez más, pierden la poca paciencia y confianza que han demostrado tener a lo largo de estas últimas temporadas con el entrenador.
Y es que cada vez da más la sensación de que en este club fundado en 1862, el problema no es el entrenador del equipo, sino los mandatarios del mismo, que son incapaces de apostar al 100% por alguien. Alguien como Derry, que ha demostrado ser capaz de conseguir el objetivo de no descender aún estando en las más difíciles de situaciones. Otro año, otro despedido y a empezar otra vez de cero, en esta ocasión en la recta final de la temporada. Aunque piensen en el club que despedir por enésima vez al entrenador sea la solución, probablemente deban darse cuenta de que quizás el problema no esté año tras año en el banquillo. Quizás deban darse cuenta de que jamás conseguirán que el equipo evolucione y avance si no apuestan de verdad por alguien. Que sin riesgo no hay recompensa y de que el miedo a descender no les dejará construir un equipo que pueda ascender a la siguiente categoría. Quizás deban darse cuenta de que ellos mismos son sus peores enemigos.