Un frío Arsène Wenger compareció ayer lunes en rueda de prensa en la previa del duelo de previa de Champions League entre Arsenal y Udinese en el Emirates. Un partido que se ha convertido en vital para el club y su entrenador cuando estamos todavía a mediados de agosto y la temporada apenas acaba de comenzar.
Y no será un partido fácil para el Arsenal, y no solo por el rival sino por las múltiples bajas que sufrirán los «gunners». Cesc Fábregas finalmente se ha marcado al Barcelona, mientras que el Arsenal no podrá contar con sus otros tres mejores jugadores: Robin van Persie y Samir Nasri están suspendidos (el último no habría jugado de todos modos, ya que fichará por el Manchester City en breve) y Jack Wilshere está lesionado. Rosicky será duda hasta el último minuto por unas molestias. Incluso Wenger está sancionado, herencia de la eliminación del año pasado en el Camp Nou.
Existe un clamor en torno al técnico para que invierta en reforzar el grupo, incluso desde dentro del propio equipo. Sin embargo, Wenger detecta mayores dudas y hostilidad desde fuera del club.
Lo cierto es que esta pretemporada ha sido un desastre. Las sagas de Fábregas y Nasri han extendido una negra nube sobre los preparativos, y han tenido un efecto devastador en el vestuario. El resultado de su firmeza negociadora puede ser quedar fuera de la fase de grupos de la Champions League. Además, quedar fuera de la máxima competición continental dificultaría todavía más la búsqueda de nuevos fichajes.
La presión aumenta pero Wenger sigue firme. Es cierto que resulta difícil no admirar su estoicismo y su fe. Mientras todos a su alrededor le piden que fiche estrellas contrastadas, él ha contratado a Gervinho y a un grupo de adolescentes sin experiencia (Carl Jenkinson, Alex Oxlade-Chamberlain y Joel Campbell). A ellos hay que sumar al japonés Ryo Miyaichi, al que le concedieron un permiso de trabajo excepcional. Según Wenger, el jugador de 19 años es «como un nuevo fichaje».
Wenger ha reconocido que piensa «traer uno o dos jugadores más porque tenemos un equipo algo corto», pero transmite la sensación que tiene suficiente con los jugadores que tiene. «Todo el mundo me dice «compra» y no estoy en contra», dijo Wenger. «Pero cuando pregunto «¿A quién» nadie responde».
«No nos asusta gastar dinero pero tenemos que estar seguros de que el jugador es mejor de lo que tenemos. Gastar por gastar es absurdo. No sé si vieron a nuestros dos centrales [Laurent Koscielny y Thomas Vermaelen] en Newcastle el sábado pero no estoy seguro de que nos falte calidad ahí».
Wenger continúa negando posibles fichajes. Tras negar el pasado viernes la posibilidad de fichar a Juan Mata, del Valencia, ahora ha descartado al brasileño Jádson del Shakhtar Donetsk o a Carlos Tévez del City, como parte del acuerdo por Nasri. No quiere dar pistas en público.
La otra visión sobre Wenger es que es tozudo y se resiste a ver la realidad. Cuando le preguntaron por las ausencias contra el Udinese, dijo que Nasri estaba sancionado y esbozó una amplia sonrisa.
Wenger ha hecho un llamamiento a la unidad en estos momentos difíciles y lanzó un mensaje desafiante: «En lugar de acusar al club, los aficionados deberían estar orgullosos», dijo. «Hemos construido un equipo y un estadio en muy poco tiempo. Tenemos una situación financiera sólida y siempre nos mantendremos al máximo nivel».
«Estamos concentrados en los jugadores que tenemos y creemos que somos suficientemente fuertes. Vi todos los partidos del fin de semana y no veo motivos para tener miedo a nadie en Inglaterra».