Mauro Velasco

Todo viaje tiene su fin

Lo que parecía que iba a ser una temporada histórica para el West Ham ha pasado a ser un sufrimiento que no parece acabar. El horrible último cuarto de año se ve compensado con el gran comienzo y por eso no se han pasado apuros en ningún momento.

 
Hablar del West Ham evoca, a los menos doctos, canciones, gran afición, alguna que otra película pero desde la llegada de David Gold y David Sullivan a la presidencia del club West Ham significa, para los que lo seguimos habitualmente, ningún mes igual a otro. De grandes sensaciones a equipo que parece haber tirado la toalla.
 
Tras el primer cuarto de temporada nos frotábamos las manos. Y los ojos. Parecía increíble que el West Ham, esa pasión que, como un hijo, nos ha dado más penas que alegrías pero que seguimos queriendo, se situase en la cuarta posición. Por delante de Arsenal, Tottenham, Liverpool, Everton o Newcastle. Y a solo un punto de las posiciones de Liga de Campeones.
 
Todo era alegría y Allardyce, el blanco de tantísimas críticas durante los últimos meses, parecía callar las voces y las plumas más vituperantes. Y uno disfrutaba como un niño pequeño. Tanto tiempo defendiendo su trabajo parecía tener recompensa. Las críticas parecían cesar, Big Sam ganaba el premio al mejor entrenador del mes de octubre en la Premier League y todo era luz, color, pompas de jabón al aire y orgullo Hammer pero, para no cambiar las costumbres adquiridas desde que llegaron los (ya no tan) nuevos dueños, el rumbo cambió.
 
Quién sabe qué fue. Alex Song dejó de ser ese jugador deslumbrante, Enner Valencia, Diafra Sakho y Andy Carroll se lesionaron, Mark Noble también, el centro de la defensa volvió a ser otro quebradero de cabeza y, con la temporada prácticamente hecha, se dejaron llevar. ¿Qué ha sido de aquel Stewart Downing mágico que consiguió volver a la selección? ¿Dónde se ha metido Song? ¿Por qué Carroll es incapaz de jugar una temporada completa?
 

Para los que seguimos al West Ham, ningún mes es igual al anterior

Llegó la hora del adiós. Pero no con rabia sino con agradecimiento

Muchas preguntas sin respuestas que vuelven a poner en entredicho la labor del técnico. Las críticas cesaron, como ya he dicho, pero ahora han regresado. Y con más fuerza que nunca. Y es que Allardyce no ha conseguido mantener la tensión competitiva de un grupo que, aprovechando la inercia, podría haber realizado la mejor campaña de la última década. No hablo de Europa, por supuesto, demasiado todavía para este West Ham, pero sí de un final de año más digno.
 
Y es ahora cuando Gold y Sullivan deben mojarse. ¿Debe seguir Allardyce en el banquillo del West Ham? El año pasado ya debatimos sobre esto en La Media Inglesa y yo fui claro pero en un año las cosas cambian. Hace diez u once meses estaba convencido de que lo mejor para el club era que Big Sam siguiese. Ya no. Dos victorias en los últimos 17 partidos dejan claro que su etapa ya está cumplida. Se ha desgastado y ya no tiene mucho más que aportar al equipo y a los jugadores. Un claro ejemplo ha sido no saber motivar a la plantilla de un tiempo a esta parte.
 
No estoy enfadado, al revés, estoy agradecido. Su labor, por muy criticada que haya sido, llevó al West Ham de vuelta a la Premier League en un solo año. Y no solo eso. Ha convertido al equipo en un conjunto sólido que no ha pasado apuros reales a la hora de salvar la categoría desde el regreso al máximo nivel hace tres años. En definitiva, ha devuelto al West Ham a un lugar que le pertenece y, sinceramente, tras la debacle islandesa, Avram Grant y el descenso es algo para valorar.
 
Creo que es el momento de separar caminos, de buenas maneras, agradecidos ante todo pero hay que darle aire fresco al club. Eso sí, sin cometer errores de épocas pasadas. Busquen a alguien con las ideas claras, no traigan a otro Avram Grant.
 
La Media Inglesa inició una petición en Change.org para que el West Ham fichara como sustituto de Sam Allardyce a un cierto alemán.
 

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Mauro Velasco