Roman Abramovich se perdió la extraordinaria clasificación de su club para la final de la Champions en el Camp Nou pero estuvo presente esta tarde para comprobar en persona cómo el fichaje más caro de su historia, Fernando Torres, marcaba su primer hat-trick vestido de azul.

 

Es cierto que el QPR no planteó mucha resistencia, pero el español logró su primer hat-trick desde septiembre de 2009, lo que sugiere que la autoconfianza del español está de vuelta. El gol que logró en tiempo añadido ante el Barcelona el martes se ha convertido en un punto de inflexión.

 

La defensa del QPR estuvo horrible. Los Rangers no ganan fuera de casa desde mediados de noviembre y además tuvieron la desgracia de encajar un primer gol a los 45 segundos. Daniel Sturridge envió un disparo a la escuadra de Kenny, cuya visión estaba tapada por Frank Lampard, en fuera de juego en el área de penalti.

 

Ese gol obligó al QPR a modificar su planteamiento y la cascada de goles fue imparable. Terry marcó de cabeza al cuarto de hora tras superar a Clint Hill y cinco minutos después comenzó el festival de Torres. Su primer gol llegó tras un gran pase de Salomon Kalou que le permitió eludir a Paddy Kenny y marcar a placer. Un error grave de Nedum Onuoha permitió a Torres marcar su segundo gol a los 25 minutos.

 

Ya en la segunda parte, Juan Mata habilitó con un pase en profundidad a Torres para que completara su hat-trick. Florent Malouda, que salió en la segunda parte, puso el 6-0 a falta de diez minutos. Djibril Cissé, que esta vez no fue expulsado, marcó el gol del honor a falta de cinco minutos.

 

La tarde fue redonda para los «blues». Incluso Terry tuvo ocasión de pedir disculpas por su absurda expulsión a los aficionados tras su gol. El capitán se dirigió hacia la grade y unió las manos en señal de disculpa.

 

El encuentro llegó presidido por la polémica entre el propio Terry y Anton Ferdinand. Los únicos que estrecharon la mano de Terry fueron Joey Barton en el sorteo inicial y el preparador Marc Bircham tras el encuentro. Para entonces, el Chelsea ya se había colocado a un punto de la cuarta plaza. Para el QPR, la derrota abultada puede tener graves consecuencias futuras.