Premier League
Arsenal | 1 |
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Wolves | 1 |
Ficha técnica |
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1 – Arsenal: Szczesny; Vermaelen, Koscielny, Mertesacker, Djourou (Chamakh, 84); Song (Ramsey, 70), Arteta, Rosicky; Benayoun (Arshavin, 62), Van Persie, Gervinho. |
1 – Wolverhampton: Hennesey; Zubar (Stearman, 49), Johnson, Berra, Ward; Milijas, Karl Henry, Jarvis, Forde (Guedioura, 70), Hunt (Kevin Doyle, 84); Fletcher. |
Goles: 1-0, m.7: Gervinho. 1-1, m.37: Fletcher. |
Se presumía asequible para el Arsenal el partido contra los Wolves y, durante un rato, pareció que nada se lo podría complicar. Arsène Wenger introdujo una serie de cambios respecto a su once más utilizado. Más allá del conocido problema de los laterales, optó por dar cancha a dos inéditos: Rosicky y el héroe de Villa Park, Yossi Benayoun, ante la baja del lesionado Walcott. De Rosicky no hubo alguna noticia aislada sino hasta bien mediado el segundo tiempo. En el bando contrario, Mick McCarthy, en previsión del dominio “gunner”, dio la oportunidad a un joven centrocampista, Forde, valor de la cantera, en lugar del punta Evans-Blake.
Así las cosas, el guión fue de lo más previsible. Tocaba y tocaba el Arsenal entre la divisoria y la zona de tres cuartos, con Song, Arteta y un Benayoun de lo más activo, aunque lo sorprendente es que el Wolverhampton nunca ejerció una presión demasiado intensa ni mordieron en exceso la posesión local, sino que simplemente apostaban por acumular efectivos del centro del campo para atrás, en ocasiones hasta los once jugadores.
Tantas facilidades no podían ser desaprovechadas y cuando el partido apenas se estaba desperazando, un delicioso pase a la espalda de Benayoun unido a un horroroso repliegue de Johnson y Berra desembocó en el primer gol del partido, obra de Gervinho, tras una definición poco ortodoxa.
Tantas facilidades no podían ser desaprovechadas y cuando el partido apenas se estaba desperazando, un delicioso pase a la espalda de Benayoun unido a un horroroso repliegue de Johnson y Berra desembocó en el primer gol del partido, obra de Gervinho, tras una definición poco ortodoxa.
No se preveía ninguna capacidad de reacción en los de Mick McCarthy, que llegaron a acumular en algunos sectores una posesión del 23%. Desnortado Milijas, tremendamente errático Karl Henry y exiliados en la lejanía Hunt y Fletcher, solo la iniciativa individual de Jarvis y el descaro del juvenil Forde ponía un poco de picante al juego del Wolverhampton. Tan plácida era la contienda para el Arsenal, queel ritmo del partido pasó de lento a más lento. Van Persie y Arteta pudieron sentenciar, pero enredados en barroquismos a la hora de definir, sus opciones se fueron al limbo.
El Wolverhampton por su parte, buscaba el gol con el mismo ahínco con el que se buscarían fresas en el Polo Norte. Pero por alguna extraña razón, un par de rebotes en un córner, un par de defensores enganchados y un cabezazo afortunado, Fletcher conseguía el empate y el milagro. Era el primer disparo entre palos. Y sería el último, por cierto.
El Wolverhampton por su parte, buscaba el gol con el mismo ahínco con el que se buscarían fresas en el Polo Norte. Pero por alguna extraña razón, un par de rebotes en un córner, un par de defensores enganchados y un cabezazo afortunado, Fletcher conseguía el empate y el milagro. Era el primer disparo entre palos. Y sería el último, por cierto.
Así las cosas, con cierta incredulidad llegó el Arsenal al descanso. En la reanudación, intentaron poner una marcha más, casi siempre de la mano de Gervinho, el único atacante “gunner” que jugaba al espacio. Pudo el Arsenal desigualar sin embargo, en una mano clarísima del escocés Berra dentro del área, pero el árbitro Stuart Atwell no lo vió. Tampoco expulsaría más a Song tras derribar a dos rivales como si fueran bolos y sí lo haría en un planchazo de Milijas que como mucho era merecedora de tarjeta amarilla. No fue el único desafortunado, ya que Van Persie jugó su partido más gris en lo que va de temporada, algo lento, impreciso y fallón, inusual esta temporada.
Conforme avanzaba el partido y especialmente tras la expulsión de Nenad Milijas, el terreno se inclinaba hacia el marco de los “wolves”, donde emergió un gigante llamado Wayne Hennesey, quien rechazó todo lo que se le vino. Si numantino fue el asedio que sufriría el Wolverhampton, Hennesey se convirtió en su Viriato particular, sacando manos e incluso pies prodigiosos, por tierra, mar y aire, a Van Persie, Mertesacker, Vermaelen y compañía, de cabeza, de falta y a bocajarro, pero no hubo manera humana de superar al galés.
Introdujo Wenger a Arshavin, Ramsey e incluso a Chamakh, e incluso el colegiado le regaló un tiempo añadido de seis minutos. Pero ni por esas. Monumental e inesperado pinchazo el sufrido por el Arsenal en el Emirates, justo cuando algunos de sus rivales directos habían tropezado. La culpa muy probablemente sea de un mocetón galés de veinticuatro años, en una de las actuaciones más formidables de la temporada. Empate que sabe a gloria para Mick McCarthy, más aún viendo los méritos que realizó su equipo.