Premier League
Leicester City | 1 |
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Norwich City | 0 |
Ficha técnica |
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1 – Leicester City: Schmeichel, Amartey (Ulloa, 78), Morgan, Huth, Fuchs, Mahrez, Drinkwater, Kanté (King, 70), Albrighton, Okazaki (Schlupp, 69), Vardy. |
0 – Norwich City: Ruddy, Pinto, Bennett, Martin, Klose (Mbokani, 92), Brady, Redmond, Tettey, Howson, Naismith (Jarvis, 82), Jerome (Bamford, 92). |
Goles: 1-0, m.88: Ulloa. |
El fútbol nos ha regalado numerosas historias de equipos pequeños desafiando a clubes grandes. Conjuntos que se saltan las expectativas y que deciden romper con el falso dogma de que el éxito es un premio reservado exclusivamente para unos pocos señalados.
Sin embargo, muchas de esas historias acaban con un final infeliz para el equipo pequeño. En la vida real, Goliat destroza a David, incluso cuando parece que David puede tener alguna posibilidad. Por eso, cuando algún club sobresale más de lo habitual, la mayoría nos mostramos escépticos con respecto a su futuro. El Leicester City está realizando una temporada histórica, liderando la Premier League cuando restan once jornadas para el final de la competición. Ha desafiado a las grandes potencias británicas y se ha instaurado en lo más alto de la clasificación.
La derrota frente al Arsenal, producida en la última jornada, supuso un severo golpe para las aspiraciones de los Foxes. El tanto de Danny Welbeck en el tiempo añadido fue un jarro de agua fría para los de Ranieri, que defendieron estoicamente su portería para ceder en los últimos instantes. Las dos semanas que pasaron desde entonces fueron un periodo de calma que probablemente ha agradecido el técnico italiano. Mientras sus principales rivales disputaron la FA Cup y competiciones europeas, el Leicester disfrutó de varios días de descanso para recuperar físicamente a unos futbolistas que afrontan la parte final del campeonato con muchos minutos en las piernas.
Restaba por ver cómo la derrota en el Emirates afectaría a los Foxes. Desde el punto de vista clasificatorio, recibir al Norwich (17º) podría parecer un compromiso sencillo y fácil de solventar, pero muchos de los escépticos habíamos apuntado que este partido presentaba varias características propias de los enfrentamientos contra equipos de la zona baja que te hacen perder ligas. Los Canaries, por su idiosincrasia, no eran, aparentemente, un club cómodo para el Leicester, que siente predilección por los rivales que quieren dominar y se exponen. No fue el caso del conjunto de Alex Neil, que llegó al King Power Stadium con el objetivo de impedir que los Foxes encontrasen espacios. Juntó a Klose, Martin y Bennett en el centro de la defensa, con Howson y Tettey por delante para dificultar el juego interior, mientras que por las bandas, Redmond y Naismith estuvieron generosos en la ayuda a sus laterales.
Así, el Leicester se encontró un contexto en el que no estaba cómodo. Obligado a llevar la iniciativa, abusó de los desplazamientos en largo hacia Vardy y Okazaki, pero la zona estaba atestada de jugadores visitantes. Los de Ranieri trataron de no exponerse excesivamente, teniendo en cuenta que Huth y Morgan son dos defensores lentos, excelsos defendiendo el área pero con déficits evidentes con espacio por detrás. El Norwich buscaba recuperar en campo propio y salir con velocidad aprovechando las cualidades físicas de Cameron Jerome, pero a los de Alex Neil les faltaba precisión para combinar con la exactitud necesaria. El Leicester se asentaba en campo rival, pero la buena defensa de los canarios le dificultaba la creación de ocasiones. Sólo Riyad Mahrez, por calidad individual, consiguió generar desequilibrio con una jugada en la banda, pero en líneas generales el argelino estuvo bastante desaparecido. La mayoría de intentos de los Foxes terminaban en centros laterales que eran despejados sin dificultad por los zagueros del Norwich, que hacia el final de la primera mitad se animó un poco más. Ivo Pinto se prodigó ofensivamente por la banda derecha y Steven Naismith aportó buen criterio ofreciendo apoyos en la mediapunta. Un remate de Jerome en un córner y un disparo escorado de Redmond fueron las dos ocasiones más claras de los de Norfolk.
La segunda mitad, la tónica dominante fue la misma. Ambos equipos priorizaron mantener la portería a cero antes que exponerse en exceso. El Leicester era consciente de que necesitaba la victoria, pero sabía que un contragolpe podía ser letal para ellos. Los de Ranieri estaban cada vez más inquietos, y el equipo daba cierta sensación de inoperancia. Faltaba algo, un factor diferencial que decantase la balanza, pero ninguna de sus estrellas estaba especialmente inspirada. El entrenador italiano decidió mover ficha: metió a Andy King como pivote, dio entrada a Leonardo Ulloa para tener más presencia en el área e introdujo a Jeffrey Schlupp para aportar profundidad. Con esto, pasó a jugar con Albrighton como carrilero, prescindieron de un Amartey cuyo debut fue más bien gris.
Lo cierto es que el Leicester no experimentó una mejoría notable. Continuaba sin crear ocasiones y el partido se acercaba a su fin. Fue, de hecho, Nathan Redmond el que estuvo a punto de inaugurar el marcador con un disparo lejano que se marchó cerca de la portería de Kasper Schmeichel. Los locales tenían el balón pero no traducían ese dominio en ocasiones, ni siquiera en un acoso del área rival. El empate parecía claro, tanto que el gol supuso una verdadera sorpresa. El Norwich se desorganizó, perdió un duelo en el centro del campo y la concatenación de eventos fue la siguiente: Mahrez recibió entre líneas, se acercó al área y puso esos segundos de pausa necesarios para que apareciese Albrighton por la banda, el argelino le cedió el esférico y el ex del Aston Villa puso un centro raso y fuerte, Bennett no despejó el balón y Ulloa apareció en el segundo palo para anotar a portería vacía. El King Power Stadium estalló en el minuto 89 y el Leicester sigue soñando. No fue una victoria memorable, el equipo no fue el vendaval de otros días, y hasta se podría discutir si el resultado es merecido. Pero el Leicester suma tres puntos más y está decidido a pelear por esta Premier League, aunque la lógica todavía no se haya puesto de su lado.