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Un argumento en favor del Manchester United

A pesar de los malos resultados en las dos últimas temporadas tras la marcha de Sir Alex Ferguson, los Red Devils siguen siendo un club de la élite europea. También a nivel económico, ya que según la revista Forbes, son el tercer equipo de fútbol más valioso del mundo tras el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona. Y las expectativas son positivas en Carrington.

 
Si hablamos de los grandes equipos de fútbol de la actualidad, podríamos mencionar a más de una docena de clubes de gran calibre a nivel europeo. Desde la entrada en el siglo XXI, diversas entidades han sido adquiridas a cambio de grandes sumas de dinero y han sido reformadas a golpe de talonario. Chelsea, Manchester City y París Saint Germain son los ejemplos más claros.
 
Sin embargo, si hablamos de clubes de élite mundial, existen más parámetros aparte de la cuantía de los fichajes de un club (sin dejar de ser un factor a tener en cuenta). El valor de marca, la masa social, la estabilidad institucional o su estructura de club. Esta serie de elementos, acotan la élite a cinco clubes a nivel europeo y mundial. El Chelsea, el Barcelona, el Real Madrid, el Bayern Munich y el Manchester United.
 
Para empezar (exceptuando al Chelsea), los otros cuatro grandes europeos son los mejores históricamente si se trasladan los resultados a puntos en toda la historia de la Copa de Europa. Y un dato revelador, de los últimos 28 semifinalistas de Champions, 21 de ellos han sido estos cinco equipos en diversas ocasiones.
 
Estos clubes tienen en común la fiabilidad institucional, su regularidad y poso a modo de club. Pueden tener algún período de malos resultados o de sequía de títulos. Pero su historia, además de un alto nivel medio de plantilla, siempre conlleva tener a estos clubes como candidatos a todos los títulos que disputen. Sin excepción.
 
Citando ejemplos de cada uno de ellos, se pueden observar distintas épocas de baches a nivel de resultados o ciertas dudas a nivel institucional. La doble coronación del Borussia Dortmund como campeón de la Bundesliga en las temporadas 2010-2011 y 2011-2012 no quebraron la hegemonía del Bayern en Alemania. En referencia al Real Madrid, la sucesión de temporadas de eliminación en octavos de final hasta la llegada de José Mourinho al Santiago Bernabéu no logró arrebatarle la vitola de favorito a los blancos. La eliminación del Chelsea en el año 2013 en la fase de grupos y posterior conquista de la Europa League no representó una pérdida de prestigio para la entidad de Stamford Bridge. Al igual que tampoco lo fue para el Barcelona apearse en la edición de la Champions League 2013-14 en cuartos de final frente al Atlético de Madrid y dejar su año en blanco.
 
A pesar de los malos resultados de estas colosales instituciones, siguen teniendo un prestigio que no otorga el dinero ni los grandes fichajes, sino la regularidad de sus resultados. Sus grandes triunfos. Sus presencias en las rondas finales de la Liga de Campeones y sus títulos de liga en sus correspondientes países. Los grandes jugadores siguen recalando en sus filas a pesar de severos tropiezos. Ángel Di María y Radamel Falcao llegaron al Manchester United cuando los Red Devils estaban fuera de la Champions League. Luis Suárez llegó al Barcelona después de que su eterno rival, el Real Madrid, ganara la Liga de Campeones y la Copa mientras que los blaugrana se quedaron en blanco. El Chelsea se hizo con José Mourinho a pesar de tener que disputar la Europa League la temporada anterior. Todos tienen un carisma y esencia especial. Una unicidad de club a la vez de unos rasgos característicos de titán europeo.
 
Nos quedaremos analizando el caso de mayor gravedad a día de hoy. El del Manchester United. Los Red Devils continúan en un letargo de somnolencia e incapacidad tras la marcha de Sir Alex Ferguson. La marcha del legendario escocés de Old Trafford ha derivado en un período de dudas infinitas, una falta de fiabilidad en el equipo de Carrington sin precedentes desde la llegada del eterno técnico al norte de Inglaterra.
 
Pero reflexionando detenidamente, hay que entender lo que supone que un mismo entrenador ocupe el mismo banquillo de un club durante veintisiete años. Desde 1986 hasta 2013. Los mismos métodos de trabajo, mismos horarios, el idéntico personal que acompaña al técnico (o al menos con poquísimas variaciones), el mismo tratamiento y cuidado de la cantera o el trato de las grandes estrellas. Hasta la frecuencia de riego en los campos, el mismo número de balones para entrenar o incluso el mismo humor con las grandes leyendas del vestuario. Un compendio de matices que no se aprecian en los noventa minutos de un partido de fútbol. Que va mucho más allá de los resultados de una jornada de liga. Pero que componen una sinergia que forma parte de las grandes victorias.
 
Durante casi tres décadas, todo prevaleció inalterable en el Manchester United. Sin variabilidad, sin cambios. Siempre regular y estable. Bajo la figura y el mando de uno de los mejores entrenadores de toda la historia del mundo del fútbol. Sir Alex Ferguson convirtió en ese período al Manchester United en uno de los mejores clubes del planeta.
 
Por tanto es racional argüir que la transición de los Red Devils siga en curso. Tres temporadas para asimilar los cambios de una institución que había permanecido durante más de un cuarto de siglo bajo el mando de un mismo timonel, no parece exagerado. Sino más bien lógico.
 
Y a pesar de los malos resultados de las últimas dos temporadas, el United sigue siendo el mejor equipo de Inglaterra en los últimos 30 años. En los últimos diez años compartió el dominio con el Chelsea. En la década comprendida entre 1995-2005 con el  Arsenal, y entre 1985 y 1995 con la última época dorada del Liverpool. Pero el United siempre estuvo ahí. Dominador inapelable. Siempre presente y regular. Y en los cuales ha tenido a varios de los mejores jugadores del mundo en cada puesto. Peter Schmeichel o  Edwin Van der Sar en la portería, Gary Neville, Rio Ferdinand, Jaap Stam o Patrice Evra en la defensa, David Beckham, Paul Scholes, Roy Keane o Ryan Giggs en la media y Ruud Van Nistelrooy o Cristiano Ronaldo en la delantera.
 
El United saldrá de este páramo estéril de títulos y protagonismo. Quizá esta temporada no compita hasta el final por la Premier ni alcance las semifinales de Champions, pero seguirá siendo una entidad respetada y envidiada por cualquier club europeo. Seguirá siendo un rival temible cuando salga en el sorteo de la Liga de Campeones. Una referencia y titán europeo. Que actualmente anda cojo pero que subsanará sus heridas y volverá a ser un rival feroz.
 
El período de David Moyes no fue alentador. Y el de Louis Van Gaal tampoco está siendo nada estimulante. Pero el United saldrá adelante. Por su historia y su valor de club. A nivel económico, continúa siendo el más valorado por la lista Forbes tras el Real Madrid y el Barcelona. Tiene al mejor jugador inglés de la última década (Wayne Rooney) y colosales ingresos a través del faraónico contrato por los derechos de televisión de la Premier y el sustancioso contrato firmado con Adidas para la próxima década. No hay duda, se avecinan buenos tiempos en Old Trafford.
 

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