Desde que descendió por última vez en 1997, el Shrewsbury no ha vuelto a la segunda división. Situado al norte de la zona metropolitana de Birmingham, el Shrewsbury ha vivido siempre de manera tranquila, siempre fuera del máximo escalafón del fútbol nacional. Dos octavos puestos en segunda categoría en la década de los 80 han sido lo más alto que ha llegado en la pirámide inglesa. En este siglo, ha habitado mayoritariamente en el cuarta, pasando un año en quinta y dos en tercera antes de ascender de vuelta a ésta última división esta temporada.
Fueron, la pasada campaña, uno de los mejores equipos de League Two. Solamente el Burton Albion fue más dominante que los Shrews, quienes desde que alcanzaron el Top-4 en Noviembre no volvieron a caer de ahí; quedando finalmente segundos. Tras descender un año atrás, volvían de inmediato a la tercera categoría con un grupo revitalizado y renovado que quería seguir con el gran trabajo que estaban realizando. Pero el cambio de división, además, de perder en el mercado veraniego de fichajes a dos de sus estandartes (el central Connor Goldson al Brighton y el medio centro Ryan Woods al Brentford) están siendo obstáculos difíciles de superar.
Se encuentran en una posición relativamente favorable. Si bien es cierto que están ahora mismo en 21ª posición, marcando el descenso, dependen de sí mismos para salvarse. Además, pese a que el equipo no ha rendido al nivel que se deseaba, siguen contando con jugadores de cierta calidad en una plantilla que aúna una mezcla entre jóvenes promesas y otros más experimentados que aportan ese saber hacer que tan crucial puede resultar en batallas por mantener la categoría. De manera más o menos estable, las “musarañas” (así es como se les apoda) se han mantenido por encima del descenso.
Con esta trayectoria que les ha anclado a la mitad baja de la tabla durante la presente temporada, el oasis del equipo han sido las competiciones coperas. Empezaron fuerte la campaña cargándose al Blackburn fuera de casa en Copa de la Liga. En la siguiente ronda se quedaron a un paso de aumentar el mérito de su anterior gesta cuando llevaron al Crystal Palace hasta la tanda de penaltis. En la cual, sin embargo, sucumbieron ante las «águilas». En el Johnstone’s Paint Trophy (competición de Copa que juegan los equipos de 3ª y 4ª división) también superaron la primera ronda; cayendo en la segunda.
Después llegó la FA Cup. Arrancaron ganando al Gainsborough Trinity de sexta categoría. Tras lo cual empataron con el Grimsby de quinta, a quien derrotaron en el Replay. Hasta aquí todo normal. Pero entonces llegó la primera machada, frente al Cardiff City en un partido que, además, fue televisado. Eliminaron contra todo pronóstico a los Bluebirds por un marcador de 0-1 en Gales. El siguiente obstáculo era el Sheffield Wednesday. Era casi impensable que volviesen a ganar a un equipo de Championship y más cuando se encontraban por detrás por 1-2 en el minuto 86 de partido ante los «búhos». Todo parecía avocado al final de la aventura de las “musarañas” en FA Cup… pero entonces resurgieron. Empataron tras justo fallar un penalti a favor y en el minuto 97 se produjo el éxtasis, la explosión de alegría: el joven Jack Grimmer marcó el 3-2 que les alzaba con un triunfo histórico ante el Wednesday.

En la defensa, compuesta por 3 efectivos (o 5, según se vea) en las últimas jornadas, se encontraron varios viejos conocidos que llegaron con la temporada ya en marcha para reforzar una defensa que se atisbaba excesivamente floja para mantener al equipo en League One. Esos viejos conocidos eran Zak Whitbread (ex de Liverpool, Norwich o Leicester) y Anthony Gerrard (primo de Steven y ex de Everton, Cardiff y Hull entre otros). Sin embargo, el contrato de Gerrard, que firmó hasta enero, no fue renovado y se marchó al Oldham. Whitbread, no obstante, se mantiene como pieza importante y su titularidad ante el Manchester United es más que posible junto a Jermaine Grandison y el actual capitán Nathaniel Knight-Percival, siendo Matt Tootle y Mat Sadler las alternativas.
En los carriles, el antes reseñado Jack Grimmer (cedido por el Fulham) es la opción más factible como también lo es por su parte en el costado izquierdo el carismatiquísimo Junior Brown. Es en la zona central donde más incógnitas pueden subyacer. Las combinaciones han sido de lo más diversas y sigue sin haber una fórmula fija. El escocés Ian Black es el que más encuentros ha disputados de los centrocampistas y su presencia se antoja casi segura. El ex del Arsenal, Abu Ogogo y Larnell Cole (también cedido por el Fulham) parecen las más opciones más proclives a la titularidad pese a que Shaun Whalley, Jordan Clarke, Richie Wellens, James Wallace o el mítico francés ex de Blackpool y Crystal Palace, Elliot Grandin podrían tener algo que decir al respecto.
El Shrewsbury no es un club que cuente con una economía boyante y es en la parcela ofensiva donde el equipo se ha resentido en mayor medida durante el presente curso. Para poder liberar espacio salarial tomaron las decisiones de dejar marchar a su capitán y a sus dos máximos goleadores esta temporada: Liam Lawrence, James Collins y Tyrone Barnett. El primero firmó libre por el Bristol Rovers siendo los dos últimos cedidos a Northampton Town y Southend United respectivamente. Mellon quería reactivar al equipo con nuevas adquisiciones de jugadores (como los mencionados Wellens, Wallace o Grandin) que pudiesen ayudar a cumplir los objetivos. A parte de poder dejar algunas dudas dichas decisiones, la responsabilidad ofensiva para este lunes y el resto de la temporada recae principalmente sobre tres hombres: Scott Vernon, Andy Mangan (fichado en enero tras liberado en verano) y Jean-Louis Akpa Akpro, dando la sensación de ser los dos últimos los favoritos para hacer frente a los Red Devils de inicio.
Con casi total seguridad pelearán por mantenerse en League One hasta el final de la última jornada. Les espera un camino rocoso y lleno de obstáculos en el que tendrán que ir con todo para poder salir vivos de la encarnizada lucha por seguir un año más en la división de bronce del fútbol inglés. Pero contra el Manchester United disfrutarán del oasis en medio del desierto que está siendo su año en cuanto a alegrías. Disfrutarán de un premio merecido que no les salvará en liga pero que será una fiesta, algo para recordar durante mucho tiempo. Lo más normal es que pierdan, pero si ganan agravarán su huella en esta FA Cup en lo que sería una histórica hazaña.