Pese a que la temporada acaba de arrancar y estamos en agosto, el Arsenal disputaba en el Emirates Stadium el partido más importante de la temporada. No solo porque era el primer partido de la era post-Fábregas, sino porque a nivel económico y deportivo era fundamental. Y es que existen muchos millones de diferencia entre jugar la fase de grupos de la Champions League y no hacerlo, además del prestigio que supone jugar la Liga de Campeones. Dicho esto, este equipo tiene pinta de todo menos de tener alguna opción de conquistar la mayor competición continental.
¿Recuerdan al Arsenal de «los invencibles», aquel equipo tan sólido en defensa y tan creativo en ataque que consiguió ganar la Premier League 2003-04 sin perder un solo partido? Pues bien, si alguien conservaba la más mínima esperanza de que aquel Arsenal resurgiera, ya puede irse olvidando.
La alineación inicial del Arsenal no presentaba muchas garantías. Cuatro de los once jugadores titulares no jugaron más de 15 partidos como titulares en la pasada Premier League, a los que hay que sumar al recién llegado Gervinho. Es decir, Wenger ha confeccionado la plantilla de tal modo que, además de la venta de Fábregas y la suspensión de Nasri y Van Persie, tan solo ha podido alinear a seis jugadores asentados en el equipo para el partido más importante de la temporada.
Por su parte, el Udinese llegaba a su cita europea sin tres de los jugadores que resultaron clave para alcanzar la cuarta plaza en la Serie A la pasada temporada que da derecho a jugar la previa de la Liga de Campeones. Se trata nada menos que de Alexis Sánchez (traspasado al Barcelona), Cristian Zapata (al Villarreal) y Gokhan Inler (al Nápoles).
Como de costumbre, el Arsenal salió como un tiro. Dominó sin dificultades los primeros minutos ante un Udinese que, fiel a la tradición italiana, regaló el balón a los «gunners». Este dominio se materializó cuando tan solo habían transcurrido cuatro minutos de juego. Walcott culminó una exquisita jugada colectiva iniciada por Sagna, que envió en profundidad para Ramsey, que dio el pase de la muerte para que Walcott marcara a placer.
Con ventaja en el marcador desde el cuarto minuto, el rival echado atrás y un Emirates Stadium repleto de aficionados «gunners» animando, se esperaba un festival ofensivo por parte del Arsenal. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Ramsey fue previsible, Walcott no desbordó, Gervinho estuvo más solo que la luna, y Chamakh y Rosicky estuvieron desaparecidos. Todo ello, sumado a la desgana de los italianos por el balón, contribuyó a que el marcador no se moviera más allá del tempranero gol de Walcott. En cambio, Di Natale puso el miedo en el cuerpo con un lanzamiento de falta que se estrelló en el larguero.
Y si la segunda parte se presentaba entretenida por el hecho de que el resultado seguía abierto, de nuevo, nada más lejos de la realidad. El único cambio en el descanso fue la sustitución de Gibbs. El lateral izquierdo vio una tarjeta amarilla en las postrimerías del primer tiempo y Wenger se quiso curar en salud sustituyéndole. Sacó a Djorou, que su ubicó de central, obligando a Vermaelen a caer al lateral izquierdo. Sin embargo, cuando no habían pasado ni diez minutos de la segunda parte, Djorou tuvo que ser sustituido por lesión. Salió el jovencísimo Jenkinson, recién llegado del Charlton, que acusó la presión y estuvo impreciso. Además, el Arsenal consumió dos cambios que le impidieron reestructurar el equipo cuando las cosas se pusieron feas.
En la segunda parte el Udinese se estiró y gozó de varias ocasiones claras, una abortada por Djorou antes de ser sustituido y más adelante otro disparo de falta de Di Natale. El Arsenal acabó perdiendo tiempo y pidiendo la hora, conscientes de que pocas veces se puede lograr tan buen resultado con tan poco esfuerzo.
La vuelta de la eliminatoria se disputará el 24 de agosto en el Stadio Friuli de Udine, donde el Arsenal tratará de defender este 1-0 para alcanzar la fase de grupos de la Champions League.
Más allá del partido y de la eliminatoria, este Arsenal tiene un futuro deprimente. Han perdido a su capitán y mejor jugador con la temporada ya empezada, el futuro de Nasri sigue en el aire, la gran esperanza para este año, Gervinho, terminó expulsado en su primer partido oficial, Walcott, un año más, sigue sin explotar, y el equipo está cojo en los laterales, donde solo cuentan con un jugador de primer nivel, Bacary Sagna. De hecho, el defensa fue el mejor jugador de los «gunners». Cuando el lateral derecho es tu mejor jugador, es momento de replantearse las cosas.
Arsenal: Szczesny; Sagna, Koscielny, Vermaelen, Gibbs (Djourou, 45) (Jenkinson, 55); Ramsey, Song, Walcott, Rosicky (Frimpong, 73); Chamakh y Gervinho.
Udinese: Handanovic, Ekstrand, Benatia, Larangeira, Neuton (Pasquale, 59), Agyemang-Badu, Isla, Asamoah, Pinzi (Abdi, 88), Armero, Di Natale.
Goles: 1-0: Walcott (4)