Objetivo cumplido, deben pensar en el este de Londres tras certificar su permanencia en la mejor liga del mundo. Por su parte, los Spurs, con la Europa League casi asegurada y la Champions League fuera de alcance dejan un mal sabor de boca a sus aficionados en un duelo tan especial como este. Tres de los cuatro derbis de esta temporada cayeron de lado de los Claret & Blue.

 

Salió con muchas ganas el Tottenham, dando un susto de lo más inocente al West Ham en el primer minuto cuando la presión de Harry Kane (de nuevo titular junto a Adebayor en detrimento de Roberto Soldado) sobre Adrián casi da frutos, ya que el guardameta sevillano se durmió en los laureles al querer despejar el balón en su área y golpeó en el delantero marchándose el rechazo muy cerca de la portería. La siguiente para los del norte de Londres fue una contra exquisita entre Kane, Gylfi Sigurdsson y Emmanuel Adebayor. El chut del delantero togolés desde la frontal fue demasiado débil y acabó sin problemas en las manos de Adrián.

 

El West Ham no se achantó ni mucho menos, estrellando Guy Demel un balón en el travesaño en el minuto siete. Tras eso, el ritmo se frenó y hasta diez minutos más tarde no se volvió a ver una ocasión clara de gol, cuando Paulinho remató de cabeza tras una buena jugada colectiva por la derecha del Tottenham. No tardarían los de Sam Allardyce en poner la réplica y en la siguiente jugada Stewart Downing probaba suerte desde la frontal.

 

Pero la jugada clave del partido no llegó hasta el minuto veinticinco, cuando Younes Kaboul derribó a Downing en una acción de gol clara, ya que el menudo jugador hammer encaraba la portería en solitario, y fue expulsado. La falta la botó con potencia Andy Carroll desviándola Hugo Lloris a córner con mucho mérito. En ese mismo saque de esquina se adelantaron los del este de la capital gracias a un Carroll que se impuso a toda la defensa y su testarazo, tras tocar en Kane, se coló en la portería de Lloris.

 

La situación desbordó a los Spurs, que no conseguían sacudirse el asedio hammer, aunque capeaban bien el temporal. Una de las ocasiones más claras para el West Ham fue un tiro de Matt Taylor desde el borde del área. La estirada del meta francés desbarató la ofensiva local. Pero ni Lloris ni Lev Yashin hubieran podido hacer nada contra el gol de falta que anotó Downing al borde del tiempo reglamentario. La barrera se abrió y Downing tuvo la habilidad de colar el esférico por la única rendija posible.

 

Una oportunidad de Carroll de volea fue el fin de una primera parte en la que el West Ham se llevó un merecido botín a vestuarios.

 

El segundo tiempo fue un monólogo del West Ham y muy pronto pudo certificar la victoria cuando en el minuto cincuenta dispuso de una doble ocasión clamorosa. En primer lugar, un centro de George McCartney acabó con una chilena de Momo Diamé que paró no sin problemas el portero de Niza. El rechazo quedó muerto en las inmediaciones del área, pero Taylor no supo darle la dirección correcta. Solo seis minutos después pudo Kevin Nolan marcar el tercero, pero de nuevo Lloris salvó a su equipo. La defensa del Tottenham ofreció en estos minutos un recital del horror y el West Ham mereció más premio.

 

De ahí al final, los locales redujeron el ritmo y, aunque dispusieron de varias oportunidades claras, eso dio pie a que el Tottenham tomara un poco de vida, lo justo para tener un par de ocasiones y acabar el partido con dignidad. Al filo del ocaso del encuentro pudo poner Danny Rose el 2-1 pero su gran jugada personal se fue al garete por culpa de Adrián. Esa fue la última acción reseñable de un partido que acabó con una victoria más que merecida para el West Ham. Veremos si es suficiente como para que Sam Allardyce continúe una temporada más en Upton Park. El futuro de Tim Sherwood quedó sellado hace semanas.