El miércoles 9 de diciembre, Gary Neville debutó como entrenador del Valencia con una decepcionante derrota (0-2) ante el Olympique de Lyon. Si bien la dimisión de Nuno Espíritu Santo no cogió a nadie por sorpresa, debido a la irrevocable escisión producida entre el entrenador y la afición, no podemos decir lo mismo sobre el nombramiento de Gary Neville como su sucesor. El exlateral diestro de los Red Devils, sin ningún tipo de experiencia como preparador principal de un club, accedió al banquillo del Valencia gracias a la buena relación que mantiene con Peter Lim, dueño del conjunto ché.
A pesar de que hay algunos casos recientes de ingleses entrenando en España, como el de Gary o el de David Moyes, destituido por la Real Sociedad hace un mes, no es muy habitual ver a técnicos ingleses por esta zona de Europa. Entre que el nivel de vida en las Islas Británicas es de los más altos del continente, que la Premier League goza de gran prestigio y que los ingleses siempre han sido reacios a abandonar su zona de confort, nos encontramos con un panorama en el cual los futbolistas y entrenadores ingleses no se prodigan excesivamente más allá de sus fronteras.
Sin embargo, no siempre ha sido así. A lo largo de los más de 85 años de historia de la Primera División española, decenas de entrenadores británicos han pasado por los clubes españoles, incluso antes de que se crease el campeonato de la regularidad. En la década de 1920, el fútbol comenzaba a dar sus primeros pasos en España, pero en Inglaterra ya gozaba de un recorrido relativamente amplio. Así, no fueron pocos los técnicos británicos que decidieron probar suerte en el sur europeo, siendo el FC Barcelona el equipo en el que más influencia tuvieron los entrenadores ingleses: John Barrow, Jack Greenwell, William Spouncer y Ralph Kirby dirigieron a los azulgranas durante esa década previa a la inauguración de la liga española.
El otro gran equipo del país, el Real Madrid, también dejó que el acento anglosajón guiase sus primeros años: Arthur Johnson entrenó a los capitalinos entre 1910 y 1920. Vince Heynkes (Atlético de Madrid), James Herriot (Valencia) o Charles O’Hagan (Sevilla) fueron otros técnicos ingleses que trabajaron en España antes de 1928, año en el que se disputó por primera vez el campeonato de liga de Primera División.

Al rival regional histórico del Athletic, la Real Sociedad fue dirigida por Harry Lowe durante cinco temporadas, siendo también protagonista de una curiosa anécdota: se convirtió en el “futbolista” más viejo en disputar un partido de fútbol en España. Sucedió en 1935: durante el trayecto al estadio del Valencia, uno de los jugadores donostiarras enfermó, por lo que el propio Harry Lowe decidió incluirse en el once titular para así evitar jugar con inferioridad numérica. Tenía 48 años. Otros entrenadores con una carrera relevante en España fueron Randolph Galloway (Racing de Santander, Sporting de Gijón y Valencia) o Robert Firth, que también dirigió a los cántabros y posteriormente al Real Madrid, al que guió hacia el título de liga en la temporada 1932/33.
Como ya se aseveró anteriormente, en esta primera etapa del fútbol español proliferaron los técnicos ingleses más que los de cualquier otra nacionalidad extranjera. En la última temporada previa al estallido de la Guerra Civil, la 1935/36, el campeón fue el Athletic de Bilbao, una vez más con un británico (William Garbutt) sentado en el banquillo. El desencadenamiento del conflicto bélico y la consecuente interrupción del campeonato liguero provocaron que los técnicos buscasen trabajo en otros países. A pesar de que el torneo se reanudó tres años después, jamás se volvió a ver un éxodo semejante de entrenadores británicos con rumbo a España. De hecho, hay un dato estadístico bastante revelador: de las ocho ligas anteriores a la Guerra Civil, cinco fueron ganadas por equipos entrenados por ingleses. De las 76 posteriores, sólo en dos ocasiones el técnico del campeón era natural de Gran Bretaña.
Esta cifra, alarmantemente exigua, resulta también sorprendente cuando observamos que la mayoría de los entrenadores ingleses que llegaron a España en la segunda mitad del siglo XX, lo hicieron para dirigir a equipos potentes. Es el caso de Michael Keeping, que dirigió al Real Madrid entre 1948 y 1951. Casi dos décadas más tarde, en 1969, llegaron a la liga española Ronnie Allen, que ganó una Copa del Rey con el Athletic, y Vic Buckingham, subcampeón en el campeonato de la regularidad con el FC Barcelona la temporada siguiente, antes de abandonar el equipo azulgrana para entrenar al Sevilla.

Casi medio siglo después de la última liga ganada por un técnico inglés, llegó Terry Venables para llevar al Barcelona a la consecución de su décima liga en la 1984/85. Además, el año siguiente estuvo a punto de conseguir la primera Copa de Europa de la historia de los barcelonistas, pero cayó derrotado en la final de Sevilla ante el Steaua de Bucarest por penaltis. Ron Atkinson pasó por el Atlético de Madrid durante una temporada a finales de los ochenta, al igual que el trotamundos Colin Addison, que también se sentó en el banquillo del Celta de Vigo, Cádiz y UD Badajoz, en un curioso y variopinto recorrido por la geografía española.
Mención aparte merece el recientemente fallecido Howard Kendall, que dirigió al Athletic de Bilbao durante dos temporadas, entre 1987 y 1989. La leyenda Evertonian consiguió la clasificación para la Copa de Europa en su primera campaña, pero en la posterior los resultados no fueron los esperados y Kendall dejó el Athletic y puso rumbo al Manchester City.
El último entrenador británico que conquistó la liga española, en la 1989/90, no fue inglés, sino galés: John Benjamin Toshack, con el Real Madrid. De todos modos, el de Cardiff debutó en Primera División con la Real Sociedad, llegando a ser subcampeones y alzándose con dos Copas del Rey. Tras ser sustituido del Madrid, volvió a San Sebastián, donde permaneció durante cuatro años. Posteriormente fichó por el Deportivo de la Coruña, por donde pasó sin pena ni gloria, antes de experimentar una segunda etapa en la capital (poco fructífera) y una tercera en Donostia, donde no alcanzó, ni mucho menos, resultados similares a los de su primera estancia.
En la temporada 1996/97, Sir Bobby Robson fichó por el FC Barcelona (donde coincidió, dicho sea de paso, con José Mourinho) y consiguió hacerse con tres títulos apoyado en el talento de un joven Ronaldo Nazário: Copa del Rey, Supercopa de España y Recopa de Europa. A pesar del triplete conseguido, sólo estuvo una temporada en el banquillo azulgrana.
En el siglo presente, los entrenadores ingleses que pasaron por España se cuentan con los dedos de una mano. Chris Coleman pasó por Anoeta (2007/08), donde apenas duró media temporada, a pesar de cosechar unos resultados más que aceptables. No puede decir lo mismo David Moyes, cuya estancia en San Sebastián fue francamente decepcionante, lo que derivó en su despido justo el día anterior a que se cumpliese un año desde su llegada al cargo. Cuando se fue Coleman, pasaron más de seis años hasta la llegada de otro técnico británico a España. En esta ocasión, sólo ha transcurrido un mes hasta la sorprendente llegada de Gary Neville, que recoge el testigo. Esperemos, por su propio bien, que le vaya mejor que a su compatriota.