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Van Nistelrooy, el héroe olvidado

En las últimas semanas, la figura de Ruud van Nistelrooy ha sido recuperada del olvido a causa de Jamie Vardy, que ha superado el récord de partidos consecutivos marcando en Premier League que ostentaba el holandés. El tulipán fue uno de los grandes delanteros del mundo pero nunca fue así reconocido.

 
Una vez le preguntaron a Sir Alex Ferguson sobre los delanteros, él que había dirigido tantos y tan buenos: «Existen varios tipos de delanteros y en el Manchester United los hemos tenido todos… Mark Hughes, Eric Cantona, Brian McClair… y cuatro que ganaron la Copa de Europa en el Camp Nou: Dwight Yorke, Cole, Teddy Sheringham y Ole Gunnar Solskjaer. Todos son buenísimos, pero si miras las estadísticas, uno destaca por encima del resto: Ruud van Nistelrooy”.
 
Un total de 147 goles en 219 partidos con los Red Devils avalan a Van Nistelrooy. En su corto e intenso período en el Real Madrid fue considerado como el mejor delantero del mundo junto a Didier Drogba en 2007, tras aquella titánica liga del Real Madrid de Fabio Capello. En la capital española tuvo un promedio goleador mejor que el de Ronaldo Nazario. Poco más se puede decir.
 
Van Nistelrooy no fue un jugador de grandes alardes mediáticos. No llevaba peinados extravagantes, no aparecía sin cesar en anuncios de televisión y el color de sus botas no deslumbraba a los espectadores con sus colores fosforitos. En el fútbol de hoy día, sobrecargado de gomina, tweets y fotografías en Instagram, no habría gozado de excesiva notoriedad.
 
Ruud era un hombre tranquilo. Muy profesional, admirado por sus compañeros de equipo, consejero de los jugadores jóvenes. Y tremendamente respetuoso y agradecido. Como muestra, deseó buena suerte a Jamie Vardy en su persecución de su récord y le felicitó una vez  que lo hubo logrado. Suficiente, señores.
 
Van Nistelrooy se labró un nombre en el PSV, donde en su primera temporada fue el máximo goleador de la Eredivisie y el segundo de toda Europa, con 31 goles en 34 partidos. La temporada siguiente antoó otros 29 goles y sumó su segundo título de liga holandesa. Para aquel entonces ya había atraído a ojeadores de media Europa, incluidos del Manchester United. Tras un partido con el PSV, el enviado del club apuntó: “Es vago y lento. Siempre está en fuera de juego”. Y al final del informe anotó: “Marcó un hat-trick”.
 
Fue Darren Ferguson, el hijo de Sir Alex, quien convenció a su padre de que debía ficharle. Darren estaba en aquel momento a prueba con el Heerenven y vio jugar a Van Nistelrooy. Inmediatamente llamó a su padre para apremiarle: «Tienes que ficharle ipso facto, es fantástico. Le he visto jugar». Fergie envió a un ojeador al siguiente partido de liga del PSV y fichó a Van Nistelrooy al día siguiente.
 
Pero las cosas se torcieron a causa de las lesiones, un mal que perseguiría a Van Nistelrooy durante toda su carrera. Era verano de 2000. La rueda de prensa de presentación del jugador en Old Trafford ya estaba organizada pero acabó convirtiéndose en un anuncio del club informando de que el traspaso se había aplazado a causa del estado físico del jugador, que llevaba un mes sin jugar a causa de un problema recurrente en su rodilla. El traspaso fue cancelado definitivamente cuando el PSV se negó a que el jugador se sometiera a más pruebas. Al día siguiente, Van Nistelrooy se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla en un entrenamiento. Estuvo un año sin jugar.
 
Pero Ferguson había empeñado su palabra. Así que un año más tarde, Van Nistelrooy consumó su fichaje por el Manchester United a cambio de 19 millones de libras tras superar con éxito el reconocimiento médico. Ya por aquel entonces el Madrid tenía puesto un ojo en el holandés.
 
Van Nistelrooy fue un éxito absoluto en el Manchester United. En cuatro de sus cinco temporadas en el club de Old Trafford superó los 20 goles en liga. En sus dos primeras temporadas fue elegido mejor jugador del club. Quizás su famoso altercado ante el Arsenal de los invencibles ha oscurecido su espectacular rendimiento goleador.
 
El 21 de septiembre de 2003 se enfrentaron Manchester United y Arsenal en las que más tarde sería conocida como «la batalla de Old Trafford». Van Nistelrooy provocó la segunda tarjeta amarilla para Patrick Vieira y en el último minuto provocó un penalti de Martin Keown que él mismo se encargaría de lanzar. Pero el holandés erró el lanzamiento y los jugadores del Arsenal se lanzaron sobre él, acusándole de tramposo. El incidente se saldó con cinco jugadores del Arsenal sancionados o multados. El error de van Nistelrooy permitió al Arsenal mantener su racha de invencibilidad.
 

 
Sin embargo, la temporada siguiente, Van Nistelrooy tomó cumplida venganza. El holandés adelantó a los Red Devils desde el punto de penalti y su equipo acabó con venciendo por 2-0 y rompiendo la racha victoriosa del Arsenal.
 
La rodilla fue un calvario constante para Van Nistelrooy. En la temporada 2004-05, limitó sus intervenciones en Premier League a solo 17. Pero las dolencias se agravarían con la edad. Tras dos excelentes temporadas en el Real Madrid, en que marcó 41 goles en liga, una sinovitis acabó con su carrera en el club blanco y alejando al neerlandés del más alto nivel teniendo que marcharse al Hamburgo.
 
Van Nistelrooy era un rematador nato. Sus recursos para enviar el balón al fondo de las mallas eran inagotables, incluyendo un manejo exquisito de ambas piernas. Su instinto no tenía nada que envidiar al de Ole Gunnar Solsjkaer o Teddy Sheringham, era voraz al extremo y gozaba de una enorme inteligencia para hallar la posición óptima dentro del área.
 
Y curiosamente, al empezar su carrera, no sabía si iba a ser delantero. Jugó de segundo punta y hasta de diez en el Heerenven. Sin embargo, en un partido corrió hacia un balón que se perdía por el córner que acabó en gol. El presidente del club Riemer Van de Velde le espetó: “Ruud, no tengas dudas. Tu eres delantero”. Y ahí se quedó.
 
Van Nistelrooy es uno de los máximos goleadores de la historia de la Premier con 95 goles (en solo cinco temporadas) y de la Champions League. Que su figura haya caído en el olvido tan pocos años después de su retirada (en 2012) denota la desmemoria que invade hoy al aficionado al fútbol. Las premuras y el vertigionoso ritmo al que se mueve el deporte (y la vida) hoy ya no permiten honrar a las leyendas pasadas como solía hacerse. Y como es de justicia. Máxime con uno de los delanteros más letales que ha pisado un campo de fútbol inglés en los últimos 25 años.
 

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