Cuando el Manchester City logró el título de liga en el minuto 94 del último partido de la liga pasada, Sir Alex Ferguson se fijó un único objetivo: recuperar el trofeo cuanto antes. Poco más de once meses ha tardado.

 

El United saltó a Old Trafford como si no pudiera esperar un solo segundo más para reunirse con un trofeo que en la era de la Premier League parece propiedad de los Red Devils. El partido simbolizó toda la temporada del club, comenzando por la puntería de Robin van Persie, que presentó su firme candidatura a mejor jugador del año de la asociación de futbolistas profesionales. Con 24 goles, solo Gareth Bale parece capaz de arrebatarle el galardón.

 

Van Persie estuvo omnipresente. No solo logró un hat-trick en la primera parte que le permite adelantar a Suárez como el máximo goleador de la Premier League, sino que participó en todas las acciones ofensivas del equipo e incluso en algunas defensivas, como cuando repelió un balón sobre la línea de gol. Pero su momento álgido de la noche llegó con su segundo gol, una obra de arte en forma de volea.

 

Wayne Rooney, que volvió a jugar de Paul Scholes, envió un pase desde su propio campo hacia Van Persie. El holandés midió la trayectoria del balón, que pasó por encima de su cabeza, para disparar de volea al palo contrario de Guzan. Sin duda, uno de los goles de la temporada, que el holandés celebró con un sprint de casi medio campo.

 

El United, acusado durante la temporada de carecer del virtuosismo de otros equipos de Ferguson, ofreció una de sus exhibiciones más brillantes de la temporada. Su fútbol fue rápido, incisivo, eléctrico.

 

El Aston Villa fue el comparsa idóneo. Los Villanos están peleando cara a cara con el Wigan por evitar el descenso y posiblemente se dieron por satisfechos con limitar los daños sobre su diferencia de goles. Los de Paul Lambert han encajado 64 goles en liga esta temporada, su peor bagaje en la era de la Premier League. Suman 18 partidos consecutivos encajando, la racha más larga en la competición. Los 38 goles encajados fuera de casa es el peor bagaje de la liga.

 

Los Villanos solo tardaron tres minutos en ponerse en desventaja. Rooney encontró a Antonio Valencia en la derecha. Rafael generó superioridad en esa banda y la defensa no pudo impedir que Ryan Giggs centrara en el segundo poste para Van Persie. Dentro del área pequeña, el holandés no suele fallar.

 

Giggs superó por velocidad a su marcador, Matthew Lowton, 16 años menor, y la grada se dedicó a corear el nombre de Michael Carrick. Pero el protagonista fue Rooney, que asombró a los aficionados con su visión y habilidad para el paso en corto y en largo.

 

Van Persie confirmó su hat-trick a los 33 minutos. Rooney y Shinji Kagawa combinaron en el centro del campo y Giggs apareció libre por la izquierda. Van Persie recogió el centro, regateó a Guzan y puso el 3-0. El holandés se tomó un segundo para ganar precisión y evitar que los cuatro defensas visitantes que estaban sobre la línea o en sus proximidades evitaran el gol.

 

La complacencia se adueñó del United tras la pausa. Incluso Ferguson tuvo que asomarse a la línea de banda para mostrar su disconformidad con la actuación de su equipo. Patrice Evra, que estaba amonestado, tuvo suerte de que el colegiado Anthony Taylor no le mostrara la segunda amonestación. Van Persie evitó sobre la línea un remate de Andreas Weimann.

 

En la recta final, los «olés» arrececieron en la grada y las banderas con el lema «20 veces» comenzaron a ondear para celebrar el regreso del preciado trofeo. Ferguson ha cumplido su objetivo.