El partido que mañana miércoles enfrentará al Arsenal con el Udinese en la vuelta de la previa de la Champions Leagua se antoja como el más importante de la temporada para los «gunners». Tras un arranque decepcionante en la Premier League (un empate y una derrota en las dos primeras jornasas), los «gunners» pretenden resarcirse jugando la mayor competición continental, codeándose con los mejores clubes de Europa, pero deberán hacerlo sin el que, a día de hoy, es todavía su mejor jugador.
Para defender el 1-0 a favor cosechado en la ida, Wenger no ha convocado a Samir Nasri, un hombre que tiene los dos pies fuera del Emirates Stadium. Roberto Mancini ya avisó a Arsène Wenger de que la oferta de 25 millones de libras por Nasri peligraría en caso de que el centrocampista debutara en la Champions League, y la advertencia parece haber surgido efecto. Hay que recordar que la UEFA solo permite jugar con un equipo las competiciones continentales en una misma temporada, es decir, que si Nasri hubiera jugado mañana con el Arsenal, no lo podría haber hecho con el Manchester City.
Por si Nasri todavía dudaba respecto a su decisión de abandonar el Emirates, las dos primeras jornadas de la Premier League y la pasividad de Wenger en el mercado de fichajes han bastado para que el jugador francés tome una decisión definitiva. Los «gunners» han cosechado un triste punto de seis posibles jugando un fútbol rácano, mientras que los «citizens» han ganado los dos partidos con suficiencia y hasta han mostrado buen juego por momentos. Además, a diferencia de lo que sucede con sus actuales compañeros en el Arsenal, sus futuros compañeros en el City ya han dejado atrás la adolescencia. Esta política del Arsenal, la de fichar jugadores jóvenes todavía por emerger, parece haber sido el auténtico detonante de las marchas de Clichy, Fàbregas y la inminente de Nasri.